En una reciente entrevista, abordó diversos temas que han marcado su vida, desde su relación con sus hijos hasta sus experiencias en el mundo del entretenimiento.
Con su estilo característico, Silvia no se guardó nada, y nos ofreció una mirada íntima a su historia, sus pensamientos y su forma única de enfrentar la vida.
Silvia comenzó hablando sobre su dinámica actual, una vida que define como completamente libre e independiente.
En sus propias palabras: “Hago lo que se me canta”. Para ella, la soledad no es motivo de tristeza, sino un espacio donde se encuentra a sí misma.
“No estoy sola, estoy conmigo. Yo me quiero, me adoro. Es más, si fuera hombre, me casaría conmigo”, afirmó con una mezcla de humor y orgullo.
Este amor propio, lejos de ser egocentrismo, parece ser una respuesta a años de críticas y desafíos que ha enfrentado tanto en su vida personal como profesional.
La relación con sus hijos, sin embargo, es un tema que parece causarle cierta tristeza. Aunque evitó entrar en detalles, Silvia mencionó que su hija no quiere que vea a sus nietos, un distanciamiento que evidentemente afecta a la artista. A pesar de esto, Silvia no deja que este aspecto la defina ni la limite.
En cambio, elige centrarse en el presente y en aquellas cosas que la hacen feliz, como su conexión con el público y su constante presencia en las redes sociales, especialmente en TikTok, donde ha encontrado un espacio para expresarse y mantenerse vigente.
Hablando de su carrera, Silvia recordó los inicios de su trayectoria en los años ochenta, cuando comenzó a abrirse camino en el espectáculo.
“Siempre fui estrella, desde antes de ser famosa. Ya en el colegio era la primera actriz”, comentó, rememorando su época en el colegio Nuestra Señora del Huerto en Villa Ballester.
Su carisma natural y su capacidad para llamar la atención la convirtieron rápidamente en un fenómeno mediático.
Según sus propias palabras, “la fama no se me subió a la cabeza porque siempre fui así, siempre llamé la atención”.
Uno de los momentos más interesantes de la entrevista fue cuando Silvia habló de sus relaciones amorosas.
Desde su primer matrimonio hasta su conocida relación con un importante empresario del tango, Silvia nunca ha seguido las normas convencionales. Se definió a sí misma como alguien que no puede soportar tener a alguien al lado por mucho tiempo.
“No puedo dormir con nadie. Si me doy vuelta y lo veo, me voy”, confesó. Esta sinceridad, aunque puede parecer extrema para algunos, refleja su compromiso con vivir una vida auténtica y sin ataduras.
También hubo espacio para anécdotas de su vida profesional.
Silvia recordó su participación en programas internacionales, como el “Bailando” en Paraguay, una experiencia que, según ella, no fue del todo grata debido al trato que recibió por parte de algunos medios de comunicación de ese país.
“Me trataron mal, hasta de ‘prostituta’ me llamaron en televisión”, comentó con indignación. Sin embargo, aclaró que su experiencia con el público paraguayo fue completamente diferente: “El público es divino, la gente es maravillosa. Solo los medios son los problemáticos”.
En cuanto a su paso por el teatro, Silvia rememoró sus años dorados en los escenarios durante los noventa y principios de los 2000.
“Siempre llenábamos, hacíamos tres funciones porque la gente quedaba afuera”, recordó con orgullo. Sin embargo, también reconoció que esa etapa de su vida quedó atrás.
“El teatro ya no. No me interesa volver. Es una etapa cerrada para mí”, afirmó, dejando claro que su enfoque ahora está en otras áreas.
La conversación también derivó en sus experiencias personales durante sus viajes. Una anécdota que llamó la atención fue su viaje a Paraguay en 1989, justo cuando cayó el dictador Alfredo Stroessner.
Silvia relató cómo vivió momentos de pánico cuando una bala perdida impactó en el piso donde se alojaba.
“Estaba llorando debajo de la cama, pensando que me iba a morir en Paraguay y no en Miami”, comentó entre risas, demostrando su capacidad para encontrar humor incluso en situaciones complicadas.
Otro tema que Silvia abordó fue su relación con la fama. Para ella, ser famosa nunca ha sido un problema porque siempre se sintió especial, incluso antes de que el público la conociera.
“La gente siempre me miraba, chocaban autos por verme. Ahora, como soy Silvia Süller, es normal, pero antes era igual.
Siempre fui alguien que llamaba la atención”, explicó. Este carisma innato, combinado con su personalidad extrovertida, la ha mantenido en el corazón del público argentino durante décadas.
Silvia también reflexionó sobre cómo ha cambiado su perspectiva con los años. Aunque admite que antes era más impulsiva, ahora prefiere vivir con calma y disfrutar de las cosas simples.
“Hago lo que quiero, cuando quiero. No tengo que rendir cuentas a nadie”, señaló. Este enfoque la ha llevado a priorizar su bienestar emocional y a rodearse solo de personas que realmente la aprecian.
En cuanto a su relación con los medios, Silvia fue contundente al decir que no tiene interés en regresar a la televisión a menos que le paguen lo que considera justo.
“No voy a la tele porque no me pagan. Cuando me paguen, voy”, declaró con su característico sentido del humor. Sin embargo, no descarta seguir conectando con su público a través de plataformas digitales, donde siente que tiene mayor control sobre su contenido y su imagen.
A lo largo de la entrevista, Silvia también compartió algunos momentos cómicos, como los títulos de las obras de teatro en las que participó, muchos de los cuales eran ingeniosos juegos de palabras.
“Títulos culturales, pura cultura”, bromeó, recordando obras como Tanguita feroz, La noche de las pistolas frías y Más tetas que ideas.
Estas referencias, lejos de ser motivo de burla, muestran su capacidad para reírse de sí misma y de su carrera, algo que pocos pueden hacer con tanta naturalidad.
En resumen, Silvia Süller sigue siendo una figura fascinante y compleja. Con una vida marcada por altos y bajos, ha sabido reinventarse y mantenerse fiel a sí misma.
Su autenticidad, combinada con su carisma y sentido del humor, la han convertido en una leyenda viva del espectáculo argentino.
A pesar de los desafíos, Silvia sigue adelante, viviendo bajo sus propias reglas y demostrando que, a veces, la mejor manera de enfrentar la vida es con una sonrisa y un poco de descaro.