La tensión entre Shakira y Gerard Piqué no cesa, y la disputa por la lujosa casa que compartieron en Barcelona ha intensificado aún más el conflicto entre la famosa cantante colombiana y el exfutbolista español.

A pesar de haberse separado hace más de dos años, esta propiedad se ha convertido en un punto neurálgico de desacuerdos que refleja las diferencias irreconciliables entre ambas partes.

Esta casa, ubicada en una exclusiva urbanización de Esplugas de Llobregat, en Barcelona, no es una simple vivienda. Se trata de un complejo de tres casas interconectadas en el mismo terreno, lo que añade complejidad a su venta. Valorada en 14 millones de euros, la propiedad no solo es un símbolo del pasado de la pareja, sino también un punto de fricción constante.

Aunque en 2022 llegaron a un acuerdo inicial para venderla a ese precio, los planes se vieron frustrados cuando Gerard Piqué sugirió rebajar el precio a la mitad, es decir, a 7 millones de euros, debido a sus problemas económicos. Esta propuesta fue inmediatamente rechazada por Shakira, quien, según algunos analistas, busca mantener el precio elevado para dificultar la venta, lo que podría ser interpretado como una estrategia para incomodar a su expareja.

El conflicto no se limita únicamente al precio de venta. La casa continúa siendo utilizada por ambos en diferentes momentos, especialmente por Shakira cuando visita España por motivos laborales o por sus litigios legales con Hacienda.

Sin embargo, su uso compartido ha llevado a establecer reglas estrictas para evitar encuentros incómodos. Una de las condiciones más llamativas impuestas por Shakira es evitar cualquier contacto con Clara Chía, la actual pareja de Gerard Piqué. Según reportes, la cantante exige que los empleados de la casa retiren y desechen cualquier objeto que haya sido utilizado por Clara Chía, desde sábanas hasta utensilios de cocina.

Este tipo de medidas, aunque justificadas para algunos como una forma de preservar su espacio personal, han sido calificadas como exageradas y hasta ridículas por otros.

Los colaboradores de programas de televisión como Espejo Público han debatido extensamente sobre este tema, dividiendo opiniones. Mientras que algunos, como Gema López, defienden la postura de Shakira argumentando que su comportamiento es comprensible dada su posición como multimillonaria, otros, como Carmen Lomana, consideran que estas exigencias son innecesarias y reflejan un deseo de “fastidiar” a Gerard Piqué.

Para los críticos, estas acciones no solo complican la convivencia indirecta, sino que también reflejan una falta de voluntad para cerrar este capítulo de su vida.

Además, la negativa de Shakira a vender la casa al precio sugerido por Piqué puede ser interpretada como una táctica estratégica.

Si bien algunos creen que su decisión está motivada por el valor real del inmueble, otros especulan que es una forma de mantener cierta influencia en la vida de su exmarido, especialmente considerando los problemas económicos que enfrenta el exfutbolista. Este juego de poder ha alimentado aún más las tensiones entre ambas partes, extendiendo un conflicto que parecía haber llegado a su fin con la separación.

Por otro lado, no se puede ignorar el contexto emocional detrás de estas disputas. La casa no es solo una propiedad; es un lugar cargado de recuerdos, buenos y malos, de una relación que marcó a ambos. Desde el año 2012 hasta su separación en 2023, esta vivienda fue el hogar donde construyeron una familia y compartieron momentos importantes.

Para Shakira, desprenderse de este lugar podría significar un cierre definitivo de esa etapa, algo que quizá no esté completamente preparada para hacer, a pesar de haberse mudado a Miami con sus hijos.

Sin embargo, mantener esta propiedad también trae complicaciones logísticas y emocionales. El hecho de que ambos utilicen la casa en diferentes momentos genera situaciones incómodas, especialmente cuando Clara Chía acompaña a Piqué.

Según se reporta, esto ha llevado a Shakira a tomar medidas extremas para evitar cualquier rastro de la actual pareja de su ex. Este tipo de actitudes no solo refleja las heridas abiertas de la separación, sino también un deseo de mantener distancia absoluta con una persona que se ha convertido en una figura central en la narrativa pública de su ruptura.

La situación también pone de manifiesto las dinámicas de poder y control que aún persisten entre Shakira y Piqué. Mientras que él busca desprenderse de la propiedad lo más rápido posible para aliviar su situación financiera, ella parece estar más interesada en mantener el control sobre el proceso, ya sea por razones económicas, emocionales o estratégicas.

Este tira y afloja no solo dificulta la venta de la casa, sino que también perpetúa el conflicto entre ambos, manteniéndolos en el centro de atención mediática.

En conclusión, la disputa por la casa de Barcelona no es solo un conflicto inmobiliario, sino un reflejo de las tensiones no resueltas entre Shakira y Gerard Piqué. Este episodio, marcado por desacuerdos sobre el precio, exigencias logísticas y medidas extremas para evitar encuentros incómodos, subraya la complejidad de cerrar capítulos en relaciones de alto perfil.

Mientras no se alcance un acuerdo definitivo, esta lujosa mansión seguirá siendo un símbolo tangible de las diferencias irreconciliables entre una de las parejas más mediáticas de los últimos tiempos.