La periodista y panelista no tuvo reparos en responder de manera directa y contundente a los comentarios que Mengolini habría realizado sobre ella, generando una nueva polémica que involucra temas de feminismo, ética laboral y hasta supuestas irregularidades empresariales.
Todo comenzó cuando Mengolini, conocida por su postura feminista y crítica hacia el sistema de medios tradicionales, habría acusado a Latorre de festejar que algunas personas perdieran sus trabajos.
Yanina no tardó en desmentir esta acusación, asegurando que nunca celebró tal cosa, sino que lo que realmente festejaba era que quienes trabajaban “por pauta estatal” dejaran de recibir fondos del gobierno y comenzaran a ganarse su lugar por talento y esfuerzo.
Según Latorre, esta situación es representativa de cómo funcionan ciertos sectores mediáticos que dependen de subsidios y no de su verdadero impacto o calidad.
En sus declaraciones, Latorre también señaló la hipocresía que, según ella, caracteriza a Mengolini.
Recordó cómo en el pasado, cuando ella misma perdió su trabajo en el programa “Duro de Domar”, Mengolini habría festejado la situación, algo que contrasta con los valores feministas y de sororidad que dice defender.
Este comentario no pasó desapercibido, ya que pone en tela de juicio la coherencia de Mengolini en su discurso y accionar.
“Ella que es feminista y defiende el Ministerio de la Mujer, lo único que tuvo para decirme el fin de semana fue ‘mersa’, ‘botinera’ y ‘cornuda’”, dijo Yanina, resaltando que tales calificativos hablan más de quien los emite que de quien los recibe.
El término ‘botinera’, que hace referencia a mujeres vinculadas sentimentalmente con futbolistas, fue otro de los puntos abordados por Latorre.
Ella misma se definió como una botinera en el sentido de haber estado casada con un jugador de fútbol durante 30 años, pero rechazó cualquier intento de usar este término como algo peyorativo.
En cuanto a la palabra ‘cornuda’, Yanina fue aún más contundente, asegurando que no la considera un insulto, sino una circunstancia de la que fue víctima y que enfrentó públicamente con fortaleza.
“Que una chica real, que es periodista y que se la da de progre, venga a decirme estas cosas, sinceramente, habla más de ella que de mí”, añadió.
En otro tramo de su descargo, Latorre no dudó en recordar el pasado de Mengolini, incluyendo su conocida postura de fumar marihuana durante el embarazo, algo que generó en su momento un fuerte debate en la opinión pública.
Para Yanina, este tipo de actitudes son contradictorias con la imagen de progresismo y responsabilidad que Mengolini intenta proyectar.
Además, criticó duramente la falta de contenido real en el trabajo de Mengolini y su dependencia de la pauta oficial para sostener su radio online, señalando que no genera audiencia por sus propios méritos.
Pero la polémica no terminó ahí. Latorre también trajo a colación las acusaciones de supuestas irregularidades en una cadena de hamburgueserías llamada “De Niro”, de la cual Mengolini sería socia.
Según Yanina, esta empresa habría estafado a numerosos inversores, obligándolos a comprar materia prima a precios elevados y dejando a muchos en la ruina.
Incluso mencionó que, tras fundirse, los locales eran recomprados por la mitad de su valor original. Latorre aseguró tener pruebas de estas denuncias y señaló que todo está documentado.
Esta acusación no solo pone en duda la integridad empresarial de Mengolini, sino también su credibilidad como comunicadora.
La relación entre ambas figuras ya venía cargada de tensiones desde hace tiempo. Latorre recordó un episodio en el que intentó convocar a Mengolini como panelista para un programa en Canal 13, algo que en su momento consideró una idea interesante debido al perfil picante de Mengolini.
Sin embargo, la experiencia no resultó positiva. Mengolini habría renunciado alegando que el ambiente era un “nido de víboras” y que no podía trabajar en ese entorno.
Este comentario fue utilizado por Latorre para destacar lo que considera una falta de profesionalismo y una tendencia a victimizarse.
El cruce también tuvo lugar en las redes sociales, donde Mengolini habría recurrido a mensajes irónicos y despectivos hacia Latorre.
Sin embargo, Yanina no se quedó atrás y utilizó su plataforma para responder con datos y argumentos contundentes, dejando en evidencia lo que, según ella, son inconsistencias en el discurso de Mengolini.
En este sentido, Latorre también mencionó un viejo tuit de Mengolini, que habría sido utilizado como base para uno de los comentarios recientes, reforzando la idea de que las críticas hacia ella no son nuevas, sino parte de un conflicto de larga data.
El trasfondo de esta disputa pone en relieve cuestiones más amplias sobre la polarización en el mundo de los medios y la opinión pública en Argentina.
Por un lado, Latorre representa un estilo frontal y sin filtros, que no teme exponer contradicciones y desafiar figuras consideradas intocables en ciertos sectores.
Por otro lado, Mengolini simboliza una corriente más progresista, pero que, según sus detractores, está plagada de hipocresías y dependencias estructurales que limitan su credibilidad.
Esta confrontación también refleja cómo los debates en torno al feminismo y la ética laboral pueden ser utilizados como armas arrojadizas en disputas personales.
Mientras Latorre cuestiona la coherencia de Mengolini en su defensa de los derechos de las mujeres, Mengolini señala lo que considera una actitud superficial y oportunista de Yanina.
En el medio, queda el público, que asiste a este enfrentamiento como un espectáculo mediático más, pero que también se ve interpelado por las cuestiones de fondo.
En última instancia, el conflicto entre Yanina Latorre y Julia Mengolini es un ejemplo más de cómo las personalidades mediáticas utilizan su influencia para dirimir diferencias, pero también para plantear debates que trascienden lo personal.
Temas como la financiación de los medios, la coherencia ideológica y la ética en los negocios son algunos de los puntos que quedan sobre la mesa.
Sin embargo, la forma en que se abordan estas cuestiones, con ataques personales y descalificaciones, también pone en duda la seriedad con la que se pueden tratar.
