En un mundo donde los medios de comunicación son el escenario de constantes disputas y rivalidades, las figuras públicas se ven obligadas a manejar tensiones tanto personales como profesionales.
Un ejemplo reciente de esta dinámica fue la feroz polémica desatada entre Maite Graciela Alfano y las panelistas del programa “Los Ángeles de la Mañana”, en especial con Yanina Latorre.
La disputa comenzó con unas duras declaraciones de Alfano sobre Latorre, a quien calificó de “viborita del montón”, desatando un torbellino de reacciones que no tardaron en invadir las redes sociales y los espacios de debate televisivo.
Todo comenzó en un segmento del programa donde Alfano, conocida por su estilo directo y sin filtros, lanzó un comentario mordaz sobre Yanina Latorre, a quien no dudó en señalar como una de las panelistas menos destacadas de “Los Ángeles de la Mañana”.
La expresión “viborita del montón” fue el punto de partida de esta controversia, que rápidamente se viralizó y causó una división de opiniones en el público y entre las propias figuras del mundo mediático.
Maite Alfano, quien siempre ha sido una personalidad polémica en la televisión argentina, no escatimó en críticas hacia las panelistas del programa de Ángel de Brito, y en particular, hacia Yanina Latorre.
En un tono despectivo, Alfano señaló que Latorre era una de esas “viboritas” del montón, es decir, alguien que, según sus palabras, no destacaba en su rol de panelista y que se limitaba a seguir la corriente, sin ofrecer un aporte genuino al programa.
Para Alfano, las críticas a Yanina no eran solo sobre su trabajo como panelista, sino también sobre la forma en que ella se había posicionado dentro del mundo mediático, lo que la convertía, a su juicio, en una figura menos relevante y más centrada en la polémica.
Las palabras de Alfano no pasaron desapercibidas para Latorre, quien rápidamente respondió en los medios, defendiendo su postura y lanzando una contraofensiva contra la actriz y panelista.
Yanina, siempre conocida por su carácter fuerte y su actitud desafiante, no tardó en expresar su molestia por los comentarios de Alfano, a quien consideró injusta y despectiva.
En su respuesta, Latorre no solo defendió su trayectoria y su trabajo en el programa, sino que también criticó la actitud de Alfano, a quien acusó de ser una persona que siempre buscaba llamar la atención a través de la confrontación y la crítica destructiva.
La situación se volvió aún más tensa cuando Alfano continuó arremetiendo contra las “angelitas”, el grupo de panelistas que acompaña a Ángel de Brito en su programa.
En un tono sarcástico, la actriz destacó que algunas de las integrantes del programa eran como “cobras escondidas”, insinuando que muchas de ellas actuaban de manera astuta y manipuladora, ocultando sus verdaderas intenciones bajo una capa de simpatía y amabilidad.
Este comentario fue interpretado por muchos como un ataque directo no solo a Latorre, sino también a otras figuras del panel, lo que generó una serie de reacciones y respuestas de los involucrados.
Entre las reacciones más destacadas estuvo la de Karina Iavícoli, quien, en su rol de panelista del programa, expresó su sorpresa y enojo ante las críticas de Alfano, defendiendo a sus compañeras y dejando en claro que no permitiría que se cuestionara su profesionalismo de manera tan despectiva.
Karina, al igual que Latorre, adoptó una postura desafiante ante las críticas de Alfano, lo que resultó en un intenso cruce de palabras en el aire.
La disputa entre Alfano y las “angelitas” se convirtió rápidamente en un tema de conversación en todos los medios, generando un debate sobre el papel de las figuras públicas en los medios de comunicación y la importancia de mantener un comportamiento profesional en un entorno tan competitivo.
Mientras algunos defendían a Alfano por su sinceridad y valentía para expresar sus opiniones, otros la acusaban de ser innecesariamente cruel y destructiva, contribuyendo a la cultura de la confrontación y la hostilidad que a menudo caracteriza el mundo del espectáculo.
Sin embargo, lo que más sorprendió a los seguidores del programa fue la postura de Ángel de Brito, quien, como conductor, tuvo que lidiar con la tensión creada por este conflicto.
Si bien Ángel es conocido por su capacidad para manejar las controversias con profesionalismo, en esta ocasión parecía dividido entre las opiniones de sus panelistas y las declaraciones de Alfano.
A lo largo de la discusión, Ángel optó por mantenerse en un segundo plano, permitiendo que sus panelistas expresaran sus opiniones y evitando tomar partido en un conflicto que, por su naturaleza, parecía estar fuera de su control.
Mientras tanto, las redes sociales se llenaron de comentarios a favor y en contra de Alfano, Latorre y las demás integrantes del programa. Los seguidores del programa se mostraron divididos, con algunos defendiendo a la actriz y otros apoyando a las panelistas, lo que solo alimentó más la controversia.
Los comentarios de los internautas también reflejaron el creciente malestar que existe en torno a las constantes peleas mediáticas y la tendencia a la confrontación como forma de obtener notoriedad en los medios de comunicación.
La disputa alcanzó su punto culminante cuando Yanina Latorre, en una entrevista posterior, reflexionó sobre el impacto de los comentarios de Alfano en su vida profesional.
Según Latorre, las críticas de Alfano no solo eran un ataque a su imagen, sino también un intento de desacreditar su carrera en los medios. En su opinión, Alfano no solo había atacado su profesionalismo, sino que también había tocado aspectos personales de su vida, lo que la hizo sentirse vulnerable y expuesta.
Yanina no dudó en calificar a Alfano como una persona “envidiosa” y “amargada”, acusándola de no tener nada positivo que aportar al mundo de la televisión.
En respuesta a estas declaraciones, Alfano no tardó en contrarrestar los comentarios de Latorre, asegurando que no tenía intención de atacar a nadie de manera personal, sino que simplemente había dado su opinión sobre lo que consideraba una falta de talento en algunas de las panelistas.
Maite también defendió su derecho a expresarse libremente y destacó que, si bien entendía que sus palabras podían resultar duras, lo hacía con la intención de mejorar el nivel de los programas y no de destruir a nadie.
Según Alfano, el mundo de la televisión estaba lleno de figuras que se mantenían en el aire gracias a la polémica, y ella no tenía miedo de señalarlo.
El enfrentamiento entre Alfano y las “angelitas” continuó durante varias semanas, alimentando un debate sobre el comportamiento de las figuras mediáticas y el impacto de las críticas en la percepción pública.
A medida que la discusión se intensificaba, el público se mantenía expectante, esperando una resolución que, por el momento, no parecía llegar.
Lo que quedó claro es que, a pesar de las tensiones y los desacuerdos, tanto Alfano como las panelistas del programa habían conseguido algo que, en el mundo de los medios, es tan valioso como la fama: la atención constante del público.
En resumen, la disputa entre Maite Graciela Alfano y las “angelitas” fue un claro ejemplo de cómo las tensiones profesionales y personales pueden desatarse en el mundo de la televisión, un medio donde las figuras públicas deben estar dispuestas a enfrentar críticas y conflictos.
Aunque las posturas de cada uno de los involucrados varían, lo que es innegable es que este episodio dejó una huella en la audiencia y en el entorno mediático, demostrando una vez más que, en el mundo del espectáculo, la polémica siempre es la mejor manera de mantenerse relevante.
