Según las declaraciones de sus compañeros de travesía, la heredera al trono de España ha demostrado ser una persona cercana, natural e integrada dentro del grupo, dejando atrás los privilegios que podrían asociarse con su posición real.
Desde el inicio de su embarque, Leonor ha destacado por su capacidad de adaptarse a las circunstancias y por su disposición a ser una más dentro del equipo de guardiamarinas.
“Estamos muy unidos”, afirmó uno de sus compañeros, resaltando la conexión y la camaradería que se ha formado entre los más de 70 estudiantes que comparten espacio reducido durante esta experiencia única.
La princesa no goza de trato especial ni de privilegios dentro del buque, lo que ha permitido a sus compañeros interactuar con ella con total naturalidad, despojándola de la imagen distante que a veces rodea a las figuras de la realeza.
Elcano, que es mucho más que un simple buque escuela, representa un desafío tanto físico como emocional para quienes forman parte de su tripulación.
Las largas jornadas en alta mar, la convivencia en espacios reducidos y las demandas propias de la vida marítima requieren de una disposición mental que fomente la colaboración y el entendimiento mutuo.

Leonor no solo ha cumplido con estas expectativas, sino que las ha superado al integrarse plenamente en las dinámicas del grupo.
Según uno de sus compañeros, la princesa ha sabido cultivar un ambiente de confianza y respeto, características que han facilitado que todos se sientan parte de una gran familia.
La personalidad de Leonor, marcada por la cercanía y la naturalidad, parece ser el reflejo de los valores transmitidos por sus padres, el rey Felipe VI y la reina Letizia.
Estos valores han sido fundamentales para que la princesa se desenvuelva con soltura en entornos donde su posición podría generar diferencias.
Sin embargo, dentro del buque escuela, Leonor se ha presentado como una joven más, dispuesta a aprender, colaborar y vivir la experiencia al máximo.
“Nos proporciona unir lazos no solo como amigos o compañeros, sino también como familia”, mencionó otro guardiamarina, destacando el espíritu de equipo que reina en el grupo.
La travesía del Elcano es una experiencia que no solo exige resistencia física, sino también emocional.
Durante los meses que estarán en alta mar, los guardiamarinas enfrentarán desafíos que van desde el aprendizaje técnico hasta la gestión de las relaciones interpersonales en un entorno limitado.
En este contexto, la actitud de Leonor ha sido clave para mantener un buen ambiente entre todos.
Según los testimonios, su presencia no ha supuesto un obstáculo ni una distracción, sino todo lo contrario: un ejemplo de integración y humildad.
El próximo gran reto del Elcano será su travesía transoceánica hacia Salvador de Bahía, Brasil.
Este viaje, que comenzará el jueves 23 de enero, llevará a la tripulación a cruzar el Atlántico en un recorrido de 22 días sin tocar tierra firme.
Este será un momento crucial para los guardiamarinas, quienes tendrán la oportunidad de experimentar de primera mano lo que significa la vida de un marinero.
Leonor, al igual que sus compañeros, deberá enfrentarse a las inclemencias del mar y a las exigencias del día a día a bordo, fortaleciendo así su carácter y su capacidad de resiliencia.
Mientras tanto, en cada puerto que visitan, la princesa aprovecha para conocer la cultura y la gastronomía local.
En Las Palmas de Gran Canaria, última parada antes del salto transoceánico, se la ha visto disfrutando de la oferta cultural de la isla y paseando por las calles con una actitud animada y relajada.
Este tipo de interacciones con el entorno local refuerzan su imagen de cercanía y humildad, alejándola de los estereotipos asociados a la realeza.
La relación de Leonor con sus compañeros de travesía es otro aspecto que ha llamado la atención.
Según declaraciones de los guardiamarinas, la princesa no solo es respetada, sino también querida por su disposición a colaborar y a formar parte activa del grupo.
“Es una más dentro del Cano”, enfatizó un marinero, subrayando la naturalidad con la que Leonor se desenvuelve en este entorno.
Esta actitud ha sido fundamental para garantizar una convivencia armónica, especialmente en un espacio tan reducido y exigente como el del buque escuela.
Además, el hecho de que los compañeros de Leonor guarden discreción sobre su posición como heredera al trono refleja el respeto mutuo que existe dentro del grupo.
Aunque es inevitable que su presencia despierte curiosidad, todos han sabido manejar la situación con madurez, evitando que su identidad real interfiera en la dinámica del equipo.
Este enfoque ha permitido que Leonor viva la experiencia de manera auténtica, lejos de los reflectores y las formalidades que suelen rodear su vida cotidiana.
La experiencia a bordo del Elcano representa un gran paso en la formación personal y profesional de la princesa.
Más allá de los conocimientos técnicos que adquiera, esta travesía le permitirá desarrollar habilidades como la empatía, la resiliencia y la capacidad de trabajo en equipo, cualidades esenciales para su futuro papel como reina.
Además, su paso por el buque escuela refuerza su conexión con las Fuerzas Armadas, una institución que desempeña un papel fundamental en el marco de la monarquía española.
En conclusión, la participación de Leonor en el viaje del Elcano ha sacado a la luz aspectos de su personalidad que refuerzan su imagen como una futura reina cercana, accesible y comprometida.
Su capacidad de adaptarse a las circunstancias, de integrarse en un grupo diverso y de vivir la experiencia con humildad y entusiasmo son cualidades que no solo inspiran a sus compañeros, sino también a quienes siguen su trayectoria desde fuera.
Este viaje, lleno de desafíos y aprendizajes, será sin duda un capítulo inolvidable en la vida de la princesa, marcando un antes y un después en su camino hacia la corona.