Susana Giménez, ícono indiscutible de la televisión argentina y figura central en el mundo del espectáculo, ha abierto su corazón en varias ocasiones para hablar de su relación con el legendario boxeador Carlos Monzón.
Este vínculo, que fue tan intenso como conflictivo, ha generado fascinación y controversia a lo largo de los años.
Aprovechando el impacto de la serie biográfica sobre Monzón, la diva se sinceró sobre los altibajos de esa relación, describiéndola como una “pasión brutal” que dejó huellas imborrables en su vida.
La historia entre Susana y Carlos comenzó en un contexto de glamour y fama. Ambos eran figuras públicas admiradas, y su romance parecía salido de una película. Sin embargo, detrás de las cámaras, las cosas no eran tan idílicas como parecían.
Según Susana, la pasión que los unía era arrolladora, pero también desbordaba hacia episodios de tensiones constantes y momentos de extrema turbulencia emocional. Esta combinación explosiva terminó siendo tanto su fortaleza como su ruina.
Esta situación la llevó a desarrollar una estrategia para evitar conflictos: bajaba la cabeza y evitaba cruzar miradas con conocidos cuando estaban en público.
A pesar de sus esfuerzos por mantener la paz, la tensión se acumulaba, y las peleas se convirtieron en algo habitual en su convivencia.
Susana recordó particularmente un incidente en Nápoles, Italia, que marcó un punto crítico en su relación.
Aunque no quiso entrar en detalles sobre el episodio, confirmó que fue víctima de un acto de violencia después de que la pareja ya había decidido separarse.
Este evento fue el punto de inflexión que la llevó a reflexionar profundamente sobre su relación con Monzón y a tomar decisiones para proteger su bienestar emocional y físico.
El tema de la violencia fue algo que la diva no quiso minimizar ni ignorar. Aunque confesó que nunca antes había hablado abiertamente del tema, también admitió que, en algunas ocasiones, ella misma reaccionaba con violencia en defensa propia.
“Le tiré un bolso”, dijo en referencia a un momento de enfrentamiento, dejando claro que respondía a situaciones límite. No obstante, también reconoció que estas respuestas no eran la solución ideal, pero reflejaban la intensidad del vínculo que compartían.
A pesar de los momentos oscuros, Susana recordó con cariño algunos aspectos positivos de su tiempo con Monzón. La diva relató cómo lo ayudó a aprender a leer y escribir, algo que él siempre le agradeció profundamente.
Juntos compartieron lecturas, siendo “Tiburón” la primera novela que Monzón leyó gracias al apoyo de Susana.
Además, ella contrató una profesora para perfeccionar su manera de hablar y mejorar su dicción, algo que lo ayudó a desenvolverse mejor en su vida pública.
Estas anécdotas muestran una faceta más tierna de la relación, donde el amor y el respeto mutuo brillaban a pesar de los conflictos.
Otro aspecto que Susana destacó fue su papel como una especie de guía para Monzón. Según ella, lo ayudó a mejorar su estilo personal y a desenvolverse con más confianza en el ámbito social.
Esta dinámica, sin embargo, no fue suficiente para equilibrar las complejidades de su relación. Las infidelidades de Monzón y su carácter impulsivo fueron factores determinantes que contribuyeron al deterioro del vínculo.
“Seguramente me metió algún cuerno y me harté”, dijo Susana cuando le preguntaron qué fue lo que finalmente la llevó a terminar la relación.
Aunque no recordó un momento exacto que marcara el final, sus palabras reflejan una acumulación de decepciones y heridas emocionales que, eventualmente, se volvieron insostenibles.
El vínculo entre Susana Giménez y Carlos Monzón es, sin duda, un retrato de una época y de dos personalidades extraordinarias que dejaron una marca indeleble en la cultura popular argentina.
Susana, como siempre, ha demostrado ser una mujer resiliente, capaz de enfrentar los desafíos de su vida personal con valentía y honestidad.
Su disposición a hablar sobre los aspectos más difíciles de su relación con Monzón no solo muestra su fortaleza, sino también su compromiso con la verdad, sin importar cuán incómoda o dolorosa pueda ser.
Hoy, décadas después de esa intensa historia de amor, Susana sigue siendo una de las figuras más queridas y respetadas del espectáculo.
Su relación con Monzón, aunque marcada por episodios de violencia y conflictos, también fue un capítulo significativo en su vida que la ayudó a crecer y a entender más sobre sí misma.
La pasión brutal que compartieron es ahora parte de su legado, una historia que, aunque compleja, sigue fascinando al público y recordándonos las muchas facetas del amor humano.