Susana Giménez, una de las figuras más emblemáticas del espectáculo argentino, compartió detalles íntimos y personales sobre su relación con Carlos Monzón, el célebre campeón mundial de boxeo.

En una entrevista sincera y reveladora, Susana reflexionó sobre los momentos compartidos con Monzón, desde sus primeros encuentros hasta los desafíos que enfrentaron como pareja, destacando los aspectos humanos y vulnerables de una relación que marcó una etapa significativa en sus vidas.

Susana recordó los inicios de su vínculo con Monzón con una mezcla de nostalgia y sorpresa. Todo comenzó durante la producción de la película La Mary, un proyecto que ella describió como un punto de inflexión en su carrera.

“Cuando me dijeron que iba a trabajar con Carlos Monzón, al principio pensé que estaban locos”, confesó.

Era difícil imaginar al campeón del mundo de boxeo desempeñándose como actor. Sin embargo, Daniel Tinayre, el director de la película, vio en Monzón algo especial, un carisma innato que podría trasladarse a la pantalla grande.

Susana recordó cómo Monzón aceptó el desafío con determinación, demostrando que su capacidad para superar barreras no se limitaba al cuadrilátero.

El primer encuentro entre Susana y Monzón fue, como ella misma lo describió, inesperado y algo polémico. Durante un cóctel organizado por la producción para que los actores y el equipo técnico se conocieran, Monzón sorprendió a todos al saludar a Susana con un beso en la boca.

“Yo estaba con mi novio en ese momento, y no podía creer lo que había pasado”, dijo entre risas. Aunque al principio se sintió molesta, con el tiempo ese gesto se convirtió en el inicio de una conexión que iría más allá de la pantalla.

Durante el rodaje de La Mary, Susana y Carlos comenzaron a conocerse mejor.

Compartían momentos fuera del set, jugando al truco con el equipo de filmación y desarrollando una complicidad que trascendió la ficción.

“Él era muy competitivo, pero también muy divertido”, recordó. Estas interacciones les permitieron establecer una relación más cercana, que eventualmente se transformó en un romance.

Susana destacó el carisma de Monzón, describiéndolo como un hombre magnético, pero también complicado.

“Era muy reservado y costaba mucho conocerlo realmente”, afirmó. Según Susana, uno de los grandes desafíos de Monzón fue su relación con el alcohol, un problema que marcaría su vida de manera trágica. “El alcohol fue su gran enemigo, el que lo llevó al desastre”, reflexionó.

Esta adicción, junto con su retiro del boxeo, creó un vacío en su vida diaria que resultó difícil de llenar. “Cuando dejó de pelear, no sabía qué hacer con su tiempo. Pasaba sus días en boliches y rodeado de amigos, pero eso lo alejó de lo que realmente importaba”, explicó.

A pesar de los problemas, Susana también reconoció los momentos felices y los aspectos positivos de su relación. Viajaron juntos por el mundo, asistiendo a eventos y compartiendo experiencias únicas. “Él era muy profesional en su preparación para las peleas.

Recuerdo cómo se concentraba antes de cada combate, incluso si decía que el hambre lo ayudaba a rendir mejor”, comentó. Estas anécdotas reflejan la disciplina y la dedicación que Monzón tenía hacia su carrera, cualidades que también trató de aplicar en otras áreas de su vida.

Uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue cuando Susana habló sobre el impacto de la serie biográfica sobre Monzón. Admitió que aprendió mucho sobre su pasado viendo la serie, especialmente sobre su infancia marcada por la pobreza.

“Yo no sabía muchas cosas de su niñez. Fue muy duro, pero eso también lo hizo quien era”, dijo. Sin embargo, Susana cree que Monzón no habría estado de acuerdo con la serie, ya que era una persona extremadamente reservada.

“No le gustaba que su vida privada se expusiera. Siempre fue muy celoso de su intimidad”, explicó.

Cuando se le preguntó si alguna vez pensó en tener hijos con Monzón, Susana respondió con sinceridad. “No, mi amor, no. Él ya tenía muchos hijos y yo estaba en plena carrera”, afirmó.

En ese momento, Susana estaba enfocada en su trabajo como actriz y en su vida profesional, que incluía presentaciones en teatro y revista. “Estaba en bikini en una revista, no podía ni imaginarme siendo madre en ese contexto”, bromeó.

A lo largo de la conversación, Susana mostró un profundo respeto por Monzón, pero también una comprensión clara de las dificultades que enfrentaron como pareja.

Reconoció que, aunque hubo amor, también hubo desafíos insuperables. Su relación fue intensa, marcada por altos y bajos, pero dejó una huella imborrable en sus vidas.

La historia de Susana Giménez y Carlos Monzón es más que un romance entre dos figuras públicas.

Es un reflejo de las complejidades de las relaciones humanas, de cómo las personas pueden influirse mutuamente y de cómo los desafíos personales pueden afectar incluso a los vínculos más fuertes.

Susana compartió su experiencia con honestidad, mostrando tanto los momentos felices como las dificultades, y ofreciendo una visión única de un capítulo fascinante de su vida y de la de Monzón.

En última instancia, Susana destacó la importancia de recordar a Monzón no solo por sus logros en el boxeo, sino también por su humanidad.

“Carlos fue un hombre muy especial, con luces y sombras como todos”, concluyó. Su relato es un testimonio de una relación que, aunque terminó, sigue siendo parte de la memoria colectiva, una historia que continúa fascinando y conmoviendo a quienes la escuchan.