En una emotiva entrevista, ambos expresaron lo agotados que están por las acciones de Silvia y las tensiones que aún existen y que han dividido a la familia.
Lamentaron que, a sus 60 años, Silvia no se avergüence de su forma de comportarse, criticándola por el daño que ha causado a sus relaciones a lo largo de los años.
El hermano de Silvia fue particularmente vocal en sus críticas, enfatizando que si bien las peleas entre hermanos son comunes, la violencia o los altercados físicos son completamente inaceptables.
A pesar de esto, la situación ha llegado a un punto en el que siente que las acciones de Silvia han ido más allá de los simples desacuerdos y han comenzado a afectar negativamente a todos los que la rodean.
Compartió su decepción de que, incluso después de años de conflicto, ella continúa trayendo drama innecesario a sus vidas. Según él, las acciones recientes de Silvia, especialmente su comportamiento en los medios, solo han empeorado las cosas.
Sin embargo, aunque estaban frustrados con ella, todavía expresaron un sentimiento de lástima por ella, especialmente después de una aparición reciente en la que se vio a Silvia llorando y abrazando a su hijo Tommy, lo que pareció conmover profundamente a los miembros de la familia.
Al hablar de la relación de Silvia con su hijo Marcelo, la conversación tomó un giro más serio. Silvia había hecho recientemente declaraciones públicas en el programa de televisión de Mirtha Legrand, revelando que Marcelo era adoptado y que había tenido problemas de adicción a las drogas en el pasado.
Esta información tomó a la familia por sorpresa, ya que nunca habían hablado de los detalles de la adopción de Marcelo ni de su problemático pasado con las drogas.
Según el hermano de Silvia, recién se habían enterado de que Marcelo había sido abandonado cuando era un bebé y colocado en un sanatorio.
Esta revelación agregó más tensión a la dinámica familiar ya tensa, dejando a los familiares de Silvia confundidos y dolidos por la falta de comunicación y transparencia.
La frustración de la familia no se limitó a las revelaciones de Silvia sobre Marcelo. Su madre también expresó un profundo enojo por el comportamiento de su hija, especialmente su aparente falta de aprecio por el apoyo que la familia le había brindado a lo largo de los años.
La madre describió cómo las acciones de Silvia, especialmente cuando se mudó a la casa familiar, han causado constantes trastornos.
Mencionó que Silvia había ocupado el antiguo dormitorio de su hermano Marcelo, lo que fue un acto simbólico que profundizó aún más la división entre ellos.
La madre también criticó a Silvia por involucrarlos en sus conflictos personales, afirmando que ya no querían ser parte de su drama en curso.
En su opinión, la constante necesidad de atención de Silvia y su reiterada ventilación de asuntos familiares privados en público han llevado a la familia al límite.
La tensión entre Silvia y su familia alcanzó un nuevo nivel cuando la madre habló sobre cómo el comportamiento de Silvia la había hecho sentir atrapada en la situación.
Ella explicó que, en su opinión, Silvia se había convertido en una “rehén” de sus propias decisiones de vida y que la familia había hecho todo lo posible para apoyarla. Sin embargo, en lugar de mostrar gratitud, Silvia había optado por culparlos por sus problemas.
La madre dejó en claro que ya no podía tolerar esta dinámica y que era hora de que Silvia asumiera la responsabilidad de sus propias acciones.
Además de estas discusiones emocionales, la madre también compartió sus sentimientos sobre la personalidad pública de Silvia. Dijo que, si bien muchas personas en los medios siempre han hablado bien de Silvia, especialmente como madre, la realidad en casa ha sido muy diferente.
La imagen que los medios de comunicación han dado de Silvia como una madre responsable y afectuosa no coincide con el comportamiento que exhibe en privado.
La madre reveló que Silvia ha sido increíblemente crítica con su familia en las entrevistas, haciendo afirmaciones infundadas sobre sus relaciones y su participación en su vida personal.
Esto solo ha causado más tensión y desconfianza dentro de la familia, y la madre expresó que estaba cansada de verse constantemente arrastrada a disputas públicas.
La situación dio otro giro cuando la familia discutió el papel del esposo de Silvia. Según su madre y su hermano, el esposo de Silvia ha jugado un papel importante en exacerbar el conflicto entre Silvia y su familia.
El hermano señaló que habían tratado de comunicarse con Silvia en privado en varias ocasiones, pero ella se había negado a hacerlo.
También mencionó que el esposo de Silvia se había involucrado en algunas de las disputas familiares, lo que dificultaba que la familia se acercara a ella y le ofreciera apoyo.
A pesar de estas dificultades, la familia se mantuvo firme en su postura de que Silvia necesitaba tomar el control de su propia vida y dejar de depender de ellos para el apoyo emocional o financiero.
En un intento de abordar algunos de los rumores que rodean a su familia, la madre de Silvia reveló que, a pesar de todo, siempre había tratado de mantener una relación fuerte y de apoyo con sus hijos.
Reconoció que había habido momentos en los que Silvia había enfrentado dificultades, pero sentía que la familia había hecho todo lo posible para ayudarla.
En opinión de la madre, la negativa de Silvia a aceptar su ayuda o a reconocer los sacrificios que habían hecho por ella solo profundizó la brecha entre ellos.
En un momento dado, la madre incluso expresó su deseo de alejarse de la situación por completo, afirmando que ya no valía la pena seguir luchando por una relación con alguien que no estaba dispuesto a encontrarse con ella a mitad de camino.
La frustración dentro de la familia llegó a su punto máximo cuando el hermano de Silvia expresó su creencia de que Silvia se había obsesionado con la idea de ser una figura pública.
Afirmó que sus acciones estaban motivadas por una necesidad de atención y que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, incluso a expensas de su familia, para seguir siendo relevante en los medios.
El hermano estaba particularmente molesto por la forma en que Silvia había utilizado sus luchas personales para obtener beneficios públicos. Él afirmó que ella no tenía ningún reparo en airear sus trapos sucios delante del público, lo que él consideraba una traición a su privacidad y su confianza.
Durante la conversación, la familia dejó en claro que no estaban interesados en seguir siendo parte del drama de Silvia.
Reconocieron que habían tratado de ayudarla en el pasado, pero ahora sentían que ya no había ayuda.
La madre y el hermano expresaron que querían que Silvia siguiera adelante con su vida, lejos de los conflictos constantes y la necesidad de atención pública. La instaron a dejar de arrastrarlos a sus problemas personales y a asumir la responsabilidad de sus propias acciones.
En los momentos finales de la conversación, el hermano de Silvia compartió que había tratado de acercarse a ella en varias ocasiones, pero que ella siempre se había negado a participar de alguna manera significativa.
Sugirió que Silvia debería centrarse en su propia vida y dejar de usar a su familia como un medio para generar publicidad. Expresó que habían hecho todo lo posible para apoyarla, pero ahora era el momento de que ella enfrentara las consecuencias de sus propias decisiones.
La desilusión de la familia con Silvia fue evidente durante toda la entrevista, ya que expresaron su agotamiento por lidiar constantemente con las consecuencias de sus acciones.
Estaban hartos de que los retrataran como villanos en su historia y querían recuperar su paz y privacidad. En definitiva, el mensaje era claro: Silvia necesitaba hacerse responsable de su propia vida y dejar de usar a su familia como chivo expiatorio de sus problemas.
