La reciente confesión de Lola Latorre, hija de Yanina Latorre, generó una fuerte discusión que sacó a relucir una serie de situaciones y detalles que rodearon su experiencia durante un evento deportivo en Estados Unidos.

En el relato, se abordó tanto la organización del evento como las peripecias vividas por los asistentes, dejando en evidencia ciertos problemas y la manera en que las personas reaccionaron ante ellos.

Lola comenzó contando cómo se organizaron para llegar al estadio. Según ella, partieron alrededor de las 4:30 de la tarde para asistir al partido que comenzaba a las 8 de la noche.

En su mente, esto les daba tiempo suficiente para llegar con tranquilidad, ya que estaban a aproximadamente 30 o 40 minutos del estadio.

Sin embargo, lo que no calcularon fue que la magnitud del evento, al tratarse de una final, haría que la logística fuera mucho más compleja de lo habitual. Recordó que en ocasiones anteriores habían tenido un acceso mucho más fácil, pero esta vez el panorama fue completamente distinto.

Uno de los primeros problemas que mencionó Lola fue el tema de las entradas. Comentó que el precio oficial de las mismas era de 15 dólares, pero que en la reventa alcanzaban cifras astronómicas, llegando a los 3000 o incluso 4000 dólares.

Esto generó que muchas personas intentaran colarse o buscar entradas a último momento, lo que aumentó la cantidad de gente en los alrededores del estadio.

Además, mencionó que algunas personas que habían comprado entradas en la reventa a precios desorbitados finalmente no lograron ingresar al estadio, ya que los boletos eran falsos o simplemente no pudieron acceder por el caos que se generó en las puertas.

Lola también destacó la falta de organización y seguridad en el estadio. Explicó que, a diferencia de otros eventos deportivos en Europa, donde existen múltiples anillos de seguridad que filtran a las personas antes de llegar a las puertas del estadio, aquí no había tales medidas.

La única barrera que encontraron fue un molinete, lo que resultó completamente insuficiente para controlar a la multitud. La situación se desbordó al punto de que las personas comenzaron a avalanzarse unas sobre otras, causando desmayos y un caos generalizado.

Lola confesó que ella misma logró pasar colándose, y que su entrada solo fue revisada una vez que ya estaba dentro del estadio, en su sector correspondiente.

En medio del caos, describió escenas preocupantes, como personas suspendidas en el aire debido a la presión de la multitud, y una chica desmayada a su lado.

También comentó que muchos de los disturbios parecían ser provocados principalmente por hinchas colombianos, aunque también hubo argentinos intentando colarse.

Lola aclaró que no quería generalizar ni culpar a una nacionalidad en particular, pero que la mayoría de los incidentes estaban relacionados con hinchas colombianos, algo que también le había advertido su padre antes del evento.

Otro tema que salió a relucir fue la organización del estacionamiento. Lola explicó que en Ticketmaster se podía comprar previamente un espacio en los parkings asignados, los cuales estaban divididos por colores como “Yellow” y “Orange”.

Sin embargo, al llegar, muchas de las entradas a estos estacionamientos estaban cerradas, y no había señalizaciones claras que indicaran cómo llegar a ellos.

Esto generó confusión y frustración entre los asistentes. Incluso contó que su madre, Yanina, compró por error dos espacios de estacionamiento, pagando un total de 300 dólares, algo que desató risas y bromas en la familia.

Según Lola, la falta de señalización fue uno de los mayores problemas. Comentó que tuvieron que dar la vuelta completa al estadio dos veces para encontrar su puerta de entrada, ya que no había indicaciones claras sobre cómo llegar a cada sector.

Además, mencionó que el personal de información tampoco sabía orientar correctamente a los asistentes, lo que agravó la situación.

Esto contrastó con la experiencia que tuvo en otros eventos deportivos en Europa, donde la organización y la seguridad eran mucho más eficientes.

En medio de todo este relato, Lola también reveló algunos detalles anecdóticos que causaron revuelo. Confesó que llegaron al estadio “medio en pedo”, ya que habían estado tomando fernet previamente.

Esta declaración generó risas, pero también cierta preocupación por parte de su madre, Yanina, quien expresó su descontento al enterarse de que su hija había estado bebiendo antes de un evento tan importante.

Lola, en tono de broma, admitió que incluso llevó el fernet en una botella cortada, lo que agregó un toque de humor a la conversación.

La situación dentro del estadio tampoco fue sencilla. Lola describió cómo la multitud reaccionó durante el partido, especialmente cuando Argentina ganó y Colombia perdió.

Aunque mencionó que en su sector no hubo incidentes graves, sí notó cierta tensión entre los hinchas, ya que los colombianos eran mayoría.

Sin embargo, también destacó que la mayoría de las personas mantenían una actitud respetuosa, y que incluso tuvo una experiencia positiva al compartir el partido con una familia colombiana que estaba a su lado.

Un momento particular que generó mucha atención fue cuando apareció Maluma en las pantallas del estadio. El cantante colombiano estaba en un palco con sus amigos, y en un momento dado, uno de sus acompañantes intentó quitarle una camiseta de Argentina que había colocado sobre sus hombros.

Esto desató una reacción inmediata del público, que comenzó a abuchear y a gritar. Lola comentó que no estaba cerca de esa zona, pero que pudo ver el incidente en las pantallas y que fue uno de los momentos más comentados del partido.

Al finalizar el evento, Lola reflexionó sobre las diferencias culturales entre los Estados Unidos y otros países en cuanto a la organización de eventos deportivos.

Mencionó que los estadounidenses tienen una idiosincrasia diferente, donde las personas suelen respetar las reglas y no intentan colarse.

Sin embargo, esto también genera que las medidas de seguridad sean más relajadas, algo que no funciona bien cuando se trata de eventos que involucran a hinchas de países con una pasión tan intensa por el fútbol como Argentina y Colombia.

Por último, Yanina Latorre no pudo evitar expresar su preocupación por las actitudes de su hija durante el evento. En tono de broma, pero también con un toque de seriedad, le dijo que estaba perdiendo el control de sus acciones y que no quería que se convirtiera en un “bardo”.

Este comentario cerró la conversación de manera cómica, pero también dejó en evidencia las tensiones y las diferencias generacionales entre madre e hija.