Manuel Alejandro, sin lugar a dudas, es uno de los compositores más influyentes y respetados en el ámbito de la música romántica en español.
Su trayectoria artística, llena de éxitos y colaboraciones memorables, lo ha consolidado como un referente absoluto en la industria musical hispana.
A pesar de su enorme éxito, el maestro ha mantenido un perfil bajo en cuanto a su vida personal, evitando entrevistas y homenajes, lo que aumenta el misterio y la admiración que despierta en el público y los críticos.
Sin embargo, en un gesto poco común, recientemente aceptó conversar con la periodista María Antonieta Collins en Ciudad de México, abriendo una ventana a su vida y su carrera extraordinaria.
Manuel Alejandro es conocido como el creador de algunas de las canciones más emblemáticas de la música romántica en español.
Su prolífica obra incluye más de 500 canciones registradas, muchas de las cuales se han convertido en clásicos inmortales.
Sin embargo, su figura alcanzó una dimensión aún mayor gracias a su colaboración con el icónico cantante español Raphael.
Juntos, crearon una de las uniones más famosas de la música romántica de todos los tiempos.
Esta asociación comenzó en 1966, cuando Raphael interpretó “Yo soy aquel”, una composición de Manuel Alejandro que lo catapultó a la fama internacional.
La canción, escrita específicamente para la voz y el estilo de Raphael, se convirtió en un hito y marcó el inicio de una relación profesional que daría frutos durante décadas.
La trayectoria de Manuel Alejandro no estuvo exenta de desafíos.
Antes de alcanzar el estrellato, trabajó en contextos modestos como pianista y músico sinfónico.
A pesar de su talento, no siempre fue reconocido en sus primeros años.
En el Festival de Eurovisión, por ejemplo, su canción interpretada por Raphael no obtuvo el premio principal, pero eso no impidió que la pieza se convirtiera en un fenómeno global.
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Este episodio refleja la capacidad de sus composiciones para trascender los resultados inmediatos y conquistar al público más allá de las competiciones.
El impacto de Manuel Alejandro no se limita a su trabajo con Raphael.
Aunque su colaboración con este cantante fue fundamental para establecer su reputación, el compositor también exploró nuevos horizontes al trabajar con otros artistas.
“Soy rebelde”, interpretada por Jeanette en 1971, es un ejemplo de cómo su música podía adaptarse a estilos completamente distintos.
Esta versatilidad le permitió expandir su influencia y consolidarse como una figura central en la música romántica en español.
A pesar de su éxito, Manuel Alejandro siempre se ha mantenido fiel a su esencia.
Prefiere la tranquilidad de una vida lejos de los reflectores y las multitudes, describiendo su estilo de vida como sencillo y reservado.
Su negativa a buscar el protagonismo refleja su enfoque genuino hacia la creación musical, donde lo más importante es el arte en sí mismo y no la fama que pueda derivarse de él.
Esta humildad y autenticidad lo han convertido en una figura aún más querida y respetada en el mundo artístico.
La relación entre Manuel Alejandro y Raphael no estuvo exenta de cambios.
Con el tiempo, ambos artistas sintieron la necesidad de explorar nuevos caminos.
Raphael decidió interpretar canciones de otros compositores, mientras que Manuel Alejandro buscó nuevos intérpretes que pudieran dar vida a sus obras.
Esta separación, lejos de marcar el fin de su éxito, permitió que ambos artistas continuaran brillando en sus respectivas trayectorias.
Para Manuel Alejandro, fue una oportunidad para demostrar que su genio musical no estaba limitado a un solo intérprete.
A lo largo de su carrera, Manuel Alejandro ha trabajado con algunos de los nombres más importantes de la música hispana, incluyendo a José José, Emmanuel, y El Puma.
Cada uno de estos artistas encontró en sus canciones una oportunidad para expresar emociones universales con una profundidad y belleza inigualables.
Aunque ha confesado que no existe una fórmula exacta para componer, Manuel Alejandro describe el proceso creativo como algo casi mágico, una chispa que surge de forma espontánea y que no puede ser forzada ni replicada a voluntad.
Una de las anécdotas más interesantes de su carrera fue cuando intentó grabar una de sus propias canciones después de un desacuerdo con una discográfica.
Aunque su intento como cantante no fue exitoso, esta experiencia reafirmó su convicción de que el intérprete es una parte esencial del éxito de una canción.
José José, quien finalmente interpretó la pieza, la convirtió en un éxito rotundo, demostrando una vez más la importancia de la colaboración entre compositor e intérprete.
A sus 87 años, Manuel Alejandro sigue activo y lleno de proyectos ambiciosos.
Entre ellos, se encuentra la creación de un musical, una serie en colaboración con Netflix, un libro autobiográfico y un nuevo disco.
Estos emprendimientos no solo celebran su legado, sino que también ofrecen una visión renovada de su impacto en la música contemporánea.
A pesar de su edad, el maestro sigue demostrando una pasión inquebrantable por la música y un deseo constante de innovar y conectar con nuevas generaciones.
México, un país que ocupa un lugar especial en su corazón, ha sido clave en la difusión de su música en América Latina.
Durante sus primeras giras con Raphael, Manuel Alejandro dirigía la orquesta y realizaba los arreglos musicales, dejando una huella imborrable en el público mexicano.
Esta conexión con México se explica en parte por la admiración que el compositor siente hacia figuras legendarias como Jorge Negrete, Agustín Lara y Consuelo Velázquez, cuyas obras lo inspiraron profundamente durante su juventud.
Aunque ha trabajado con innumerables artistas a lo largo de su carrera, Manuel Alejandro evita señalar a uno como su favorito.
Para él, cada intérprete aporta algo único a sus composiciones, enriqueciendo su obra de maneras inesperadas.
Esta visión inclusiva y generosa refleja su amor por la música como un arte colaborativo y su respeto por los talentos que han dado vida a sus canciones.
La influencia de Manuel Alejandro en la música romántica en español es innegable.
Sus composiciones han definido una era y siguen resonando en los corazones de millones de personas en todo el mundo.
Su capacidad para capturar emociones complejas con una sencillez desarmante lo ha convertido en un maestro indiscutible del género.
Aunque ha vivido gran parte de su vida en la sombra, su obra brilla con una luz propia que trasciende fronteras y generaciones.
Hoy, Manuel Alejandro es más que un compositor; es un símbolo de la música romántica en español, un testimonio viviente de cómo el arte puede tocar el alma humana de maneras profundas y duraderas.
Su legado perdurará no solo en las canciones que escribió, sino también en las historias que estas canciones han inspirado y seguirán inspirando en el futuro.
