Jorge Rial, conocido por su estilo filoso y su capacidad para generar polémica, ha vuelto a captar la atención del público al expresar su opinión sobre los recientes Martín Fierro de Cine y su percepción hacia figuras icónicas como Susana Giménez.
En su análisis de la gala, Rial no solo defendió el carácter politizado del evento, sino que también lanzó duras críticas hacia la diva argentina, dejando en claro que su relación con ella está marcada por una evidente animosidad.
Estas declaraciones han desatado un debate en los medios y las redes sociales, donde se confrontan diferentes visiones sobre el lugar que ocupa Susana en el ámbito cultural y su postura hacia el país que la vio crecer.
Durante una reciente entrevista, Rial se mostró particularmente satisfecho con la politización de los Martín Fierro de Cine. Según sus palabras, “me gustó, una vez que me gustan los Martín Fierro. Me pareció un acto valiente”.
Para él, la gala representó un espacio donde los actores pudieron expresar sus opiniones políticas sin miedo al qué dirán, algo que consideró una evolución positiva en la industria.
Destacó que figuras como Norman Briski se animaron a abordar temas controvertidos como el conflicto entre Palestina e Israel, aunque reconoció que estos temas generan irritación y divisiones.
En el caso de Briski, subrayó su autoridad para hablar de persecuciones, recordando los episodios de violencia que vivió junto a Nacha Guevara en épocas pasadas. En palabras de Rial, “Norman sabe lo que es ser perseguido. Por eso hay que escucharlo”.
Sin embargo, su entusiasmo por el carácter político de la gala contrastó con su visión crítica hacia Susana Giménez, quien estuvo presente en el evento.
En un tuit que generó controversia, Rial cuestionó la participación de Susana en los Martín Fierro de Cine, argumentando que no tenía una conexión significativa con ese ámbito. “Susana es parte del decorado de APTRA.
Va a todas porque la necesitan”, sentenció. Según él, la diva ya no tiene proyectos importantes que justifiquen su presencia en eventos de esta índole y su participación responde más a una rutina para “no aburrirse en casa”.
La animosidad de Rial hacia Susana no es nueva, pero en esta ocasión fue más allá al criticar sus actitudes recientes y su postura hacia el país.
“Me cae mal. Susana le pega al país que le dio de comer, el país que le dio todo”, afirmó sin rodeos. Según Rial, la diva, que reside en Uruguay desde hace un tiempo, no solo ha sido desagradecida con Argentina, sino que también ha emitido declaraciones que considera dañinas.
Aunque evitó entrar en detalles sobre cuáles fueron esas declaraciones, su molestia quedó más que clara al comparar a Susana con otra figura emblemática como Mirtha Legrand.
“Mirtha es mucho mejor. Siempre estuvo en el mismo lugar, mientras que Susana bajo esa lámina de ‘soy tonta’ no entiende nada. Me molesta que cada vez que puede, le pega al país”.
La comparación entre Mirtha y Susana fue uno de los puntos más destacados de sus declaraciones.
Rial elogió a Mirtha por mantenerse fiel a sus principios y por hacer declaraciones relevantes, como su pedido para que no se cierre el INCAA, un tema que afecta directamente a la industria cinematográfica argentina.
Según él, Mirtha no habló por interés personal, ya que no tiene necesidad de obtener beneficios del estado, sino que lo hizo pensando en las futuras generaciones de cineastas.
En cambio, percibe a Susana como alguien desconectado de las problemáticas actuales del país y carente de un compromiso significativo con las causas sociales o culturales.
Además de criticar la falta de involucramiento de Susana en temas políticos, Rial también cuestionó su actitud hacia el público y los medios.
Recordó episodios del pasado donde, según él, Susana demostraba una falta de preparación o interés genuino por lo que ocurría a su alrededor.
“Se hacía la tonta. Aplaudía cualquier cosa que pasaba por delante sin saber qué estaba aplaudiendo”, señaló con ironía. Este tipo de actitudes, según Rial, han contribuido a que pierda relevancia en el panorama cultural y mediático actual.
A pesar de sus críticas, Rial dejó en claro que no espera que Susana adopte una postura política activa. Lo que le molesta, según explicó, es su aparente desdén hacia el país que la convirtió en una estrella. “No me importa la ideología del otro, pero el desagradecimiento sí me molesta.
Y Susana es desagradecida con el país”, concluyó. Para él, la diva debería adoptar una actitud más respetuosa y agradecida hacia Argentina, independientemente de sus opiniones personales o su lugar de residencia.
Estas declaraciones de Rial han generado un gran revuelo, no solo por la dureza de sus palabras, sino también porque reflejan un debate más amplio sobre el papel de las figuras públicas en la sociedad argentina.
Mientras algunos apoyan su postura y consideran que las críticas hacia Susana están justificadas, otros defienden a la diva, argumentando que tiene derecho a expresar su opinión y a vivir donde quiera sin ser juzgada por ello.
En las redes sociales, los seguidores de ambos no tardaron en tomar partido, creando un clima de polarización que es habitual en los debates mediáticos del país.
Por otro lado, la controversia también pone en evidencia las tensiones que existen en el ámbito cultural argentino, donde las figuras más emblemáticas son constantemente sometidas al escrutinio público.
En el caso de Susana, su estatus de ícono no la ha eximido de las críticas, especialmente en un contexto donde las expectativas hacia las figuras públicas son cada vez más altas.
Para muchos, la discusión entre Rial y Susana es un reflejo de las divisiones que existen en la sociedad argentina, donde las opiniones políticas, los valores culturales y las percepciones personales se entrelazan de manera compleja.
En conclusión, las declaraciones de Jorge Rial sobre Susana Giménez y los Martín Fierro de Cine han reavivado el debate sobre el papel de las figuras públicas en Argentina y su relación con el país.
Mientras Rial celebra la politización de la gala y defiende el derecho de los actores a expresar sus opiniones, no oculta su descontento hacia Susana, a quien considera desagradecida y desconectada de la realidad nacional.
Este episodio no solo demuestra la capacidad de Rial para generar polémica, sino también la relevancia que sigue teniendo Susana en el imaginario colectivo, incluso en medio de las críticas más duras.
Al final, tanto Rial como Susana representan dos caras de una misma moneda: la compleja relación entre las figuras mediáticas y el público argentino, donde la admiración y el rechazo coexisten en un delicado equilibrio.