A lo largo de su carrera, Susana ha sabido construir una imagen de estrella en la que no solo destacan sus habilidades como conductora y actriz, sino también su temple y carácter frente a la crítica y los comentarios malintencionados de los medios y colegas.
En una ocasión, Susana, visiblemente molesta, explotó contra aquellos que especulaban sobre su apariencia y cirugías estéticas.
Esto ocurrió cuando se le atribuyó un nuevo lifting facial, lo que provocó que la diva reaccionara con enojo, aclarando que, si bien se había realizado retoques estéticos en el pasado, no era cierto que hubiera tenido un lifting recientemente.
“Hago 32 puntos de rating”, dijo con orgullo, recordando a todos su inigualable éxito en la televisión argentina.
Sus palabras fueron una afirmación de su trayectoria y la alta audiencia que siempre ha logrado con su programa, algo que muchos en el medio envidiaban y que, según ella, motivaba en parte las críticas que recibía.
La actitud de Susana refleja una historia recurrente en su vida pública: su lucha contra los estereotipos y los ataques personales, especialmente cuando estos vienen de figuras conocidas en el medio artístico.
A lo largo de los años, Susana ha tenido que soportar diversas críticas no solo sobre su vida profesional, sino también sobre su apariencia física y las decisiones que ha tomado en cuanto a su cuidado personal.
Aun así, ha enfrentado cada comentario con valentía, sin dudar en defender su derecho a tomar decisiones sobre su cuerpo y su imagen sin tener que justificarlo ante nadie.
Susana siempre ha sido abierta en cuanto a los retoques estéticos, y aunque en esta ocasión negó haber tenido un lifting reciente, reconoció que no ve nada de malo en realizarse arreglos para sentirse y verse bien.
Con su característico humor, añadió que seguiría haciéndoselos hasta el día de su muerte. Este comentario, aunque tomado en parte como una broma, evidenció la actitud positiva y segura que Susana tiene en relación a los temas de la apariencia y el envejecimiento.
Ella siempre ha mantenido la postura de que cada persona debe tener la libertad de decidir sobre su propio cuerpo sin tener que enfrentarse a juicios externos.
La furia de Susana en esta ocasión no solo se debió a los rumores sobre su estética, sino a la sensación de que muchos en el medio se atrevían a opinar sobre ella con una libertad que consideraba inapropiada e irrespetuosa.
La diva pidió que, si alguien realmente tenía dudas sobre sus decisiones personales, la contactaran directamente en lugar de inventar historias.
Esto mostraba su frustración con un sistema de medios en el que, según ella, cualquier comentario sin fundamento podía convertirse en noticia, independientemente de su veracidad.
Este tipo de confrontaciones no era nuevo para Susana. A lo largo de su carrera, ha sido objeto de numerosos rumores, muchos de los cuales han involucrado su vida amorosa, sus relaciones pasadas y sus amistades en el mundo del espectáculo.
Además de su vínculo romántico con figuras como el boxeador Carlos Monzón y el cantante Sandro, quienes marcaron etapas importantes en su vida, Susana siempre ha estado rodeada de atención mediática que a veces se tornaba invasiva.
En el caso de Monzón, se habló mucho sobre el carácter fuerte y en ocasiones violento del boxeador, lo cual se convirtió en un tema de constante preocupación para la prensa y sus seguidores.
Con Sandro, la relación fue distinta y estuvo marcada por una química y atracción mutua que, aunque no llegó a consolidarse en una relación formal, dejó una huella en la vida de ambos y en el corazón del público.
Susana también ha sido franca sobre su perspectiva en cuanto a la fama y los sacrificios que esta conlleva.
Ella ha expresado en varias entrevistas que la exposición pública tiene su precio y que, aunque disfruta de la atención y el cariño de sus fans, también le afecta cuando los comentarios se vuelven hirientes o invasivos.
Para Susana, el respeto es fundamental, y a pesar de ser una figura pública, cree firmemente que todos, incluidos los famosos, tienen derecho a su privacidad y a que sus decisiones sean respetadas.
La presentadora, con su programa de variedades y entrevistas, logró no solo entretener a generaciones enteras de espectadores, sino también crear un espacio en el que la gente la veía como una amiga cercana.
Su estilo desenfadado y humorístico le ganó un lugar especial en la televisión argentina, y con cada temporada de su programa, reafirmaba su estatus como una de las conductoras más queridas.
Sin embargo, el precio de la fama es alto, y Susana lo ha experimentado en carne propia, en momentos donde su vida privada se convirtió en el foco de atención de los medios.
Otro episodio significativo en la vida de Susana fue su mediático divorcio de Humberto Roviralta, que también atrajo la atención de todos los medios. La separación fue complicada y llena de tensiones, lo que culminó en un escándalo que muchos aún recuerdan.
Humberto demandaba una gran cantidad de dinero como parte del acuerdo de divorcio, y la situación llegó a un punto crítico cuando, en un momento de ira, Susana arrojó un cenicero que impactó en el rostro de su exmarido.
Esta imagen quedó grabada en la memoria pública y fue interpretada por muchos como un ejemplo de la fuerza y carácter de Susana, quien no estaba dispuesta a tolerar abusos ni manipulaciones, incluso en sus relaciones personales.
A lo largo de estos incidentes, Susana ha demostrado ser una mujer de carácter fuerte, que sabe lo que quiere y que no permite que nadie le diga cómo vivir su vida.
Ella ha manifestado en múltiples ocasiones que su prioridad es ser feliz y que, para ello, está dispuesta a tomar las decisiones que sean necesarias.
Su vida es un claro ejemplo de independencia y empoderamiento, y su actitud ha servido de inspiración para muchas mujeres que la ven como un modelo a seguir.
El camino de Susana no ha sido fácil, y ella misma ha reconocido que ha cometido errores. Sin embargo, ha aprendido de cada experiencia y ha salido fortalecida de cada situación adversa.
Hoy en día, sigue siendo una de las figuras más importantes de la televisión y un ícono de la cultura argentina.
Su legado no solo radica en su éxito como conductora y actriz, sino en su capacidad para mantenerse fiel a sí misma a pesar de las presiones y expectativas externas.
En conclusión, la historia de Susana Giménez es la de una mujer que, a pesar de los retos, ha sabido forjar su propio destino y mantenerse firme en sus convicciones. Su enfrentamiento con los rumores sobre su apariencia es solo uno de los muchos episodios en los que ha dejado en claro que no permitirá que otros controlen su narrativa.
Con 32 puntos de rating y el cariño del público, Susana sigue demostrando que, a sus años, aún tiene mucho para dar y que su lugar en la televisión y en el corazón de la gente está más que asegurado.
Susana Giménez no solo es una diva, sino una mujer con una fuerza y determinación que pocas veces se ve en el mundo del espectáculo, y esa es quizás la clave de su éxito y longevidad en una industria que cambia constantemente.