El Poder de la Información Alternativa y Reflexiones para el Año Nuevo
En este último día del año 2024, mientras nos preparamos para despedirnos de los 365 días que hemos vivido, es imposible no reflexionar sobre lo que nos ha traído este periodo y lo que esperamos para el próximo.
Antes de comenzar con el tema principal, permitidme enviaros mis mejores deseos para que tengáis una excelente despedida de año y, sobre todo, una entrada inolvidable al 2025.
Que todos vuestros sueños y metas se cumplan, y que la salud, la felicidad y la prosperidad sean los protagonistas en vuestras vidas.
También quiero aprovechar este momento para agradeceros a todos vosotros, quienes habéis estado conmigo durante este año.
A los que habéis llegado recientemente, a los que lleváis años acompañándome, a quienes me habéis apoyado en los momentos difíciles y a quienes, con vuestros consejos, habéis contribuido a mi crecimiento personal y profesional.
Aunque a veces no sea fácil aceptar críticas, siempre he intentado recibirlas con la mejor disposición posible.
Sin vosotros, esto no sería posible.
Hoy, dejando de lado temas recurrentes como la monarquía, quiero hablar de algo que ha marcado profundamente este año: la fuerza de la información alternativa y el papel crucial que han jugado las redes sociales en eventos como la catástrofe de la DANA en Valencia.
Es inevitable pensar en las personas que, desgraciadamente, no podrán celebrar la Nochevieja como nosotros, en sus hogares o en condiciones óptimas.
Hace más de dos meses, la DANA arrasó con muchas vidas, hogares e ilusiones en Valencia.
Sin embargo, lo más preocupante no es solo la magnitud del desastre, sino cómo la información al respecto fue manejada por los medios de comunicación tradicionales.
En muchos casos, parecía que había un esfuerzo por ocultar lo que realmente estaba ocurriendo.
Mientras los afectados luchaban por reconstruir sus vidas, en televisión apenas se mostraba una pequeña fracción de la realidad.
Aquí es donde entra el papel fundamental de las redes sociales y los influencers.
Personas comunes y corrientes, armadas con sus teléfonos móviles, se convirtieron en los verdaderos narradores de la tragedia.
A través de plataformas como TikTok, YouTube y Twitter, se compartieron imágenes, testimonios y datos que ofrecían una visión mucho más completa y honesta de lo que estaba ocurriendo.
Uno de los casos más emblemáticos es el del famoso mecánico Ángel Gaitán, quien, a través de su contenido en redes sociales, no solo ayudó a los afectados, sino que también expuso las deficiencias de las autoridades y los medios tradicionales en la cobertura de este desastre.
Gaitán se convirtió en un símbolo de esperanza y acción, demostrando que una persona con buenas intenciones y acceso a internet puede marcar una gran diferencia.
Por otro lado, figuras como Iker Jiménez, conocido por su programa “Cuarto Milenio”, también jugaron un papel crucial en dar visibilidad a estas problemáticas.
Aunque Jiménez ha sido objeto de críticas y controversias, especialmente por errores cometidos en el pasado, su compromiso con la verdad y su disposición para cuestionar las narrativas oficiales son dignos de reconocimiento.
En un reciente programa, Iker lanzó una dura crítica tanto al gobierno autonómico como al central, señalando cómo en muchas ocasiones las mismas autoridades han sido responsables de difundir noticias falsas para proteger sus propios intereses.
Este tema nos lleva a reflexionar sobre la reciente aprobación de un anteproyecto de ley por parte del Consejo de Ministros, que busca regular el derecho de rectificación y crear campañas contra las noticias falsas en redes sociales.
Aunque a primera vista esta iniciativa puede parecer positiva, plantea serias preguntas sobre quién tiene el poder de determinar qué es verdad y qué es mentira.
Según Jiménez, esta ley podría utilizarse para censurar a aquellos que, como los influencers y usuarios de redes sociales, se atrevan a exponer verdades incómodas.
Además, resalta que estas campañas serían financiadas con dinero público, es decir, con nuestros impuestos.
¿Es justo que se utilicen nuestros recursos para limitar la libertad de expresión y manipular la información según los intereses de quienes están en el poder?
En este contexto, es imposible no valorar el papel de las plataformas digitales como un contrapeso a los medios tradicionales.
Si bien es cierto que las redes sociales también pueden ser un caldo de cultivo para la desinformación, han demostrado ser una herramienta poderosa para dar voz a quienes no la tienen y para sacar a la luz historias que de otro modo quedarían ocultas.
El año 2024 ha sido un claro ejemplo de cómo el panorama informativo está cambiando.
La televisión, que durante décadas fue el medio dominante, ahora tiene que competir con una gran variedad de canales y plataformas.
Como bien señaló Iker Jiménez, estos nuevos formatos no están destinados a reemplazar a la televisión, sino a coexistir con ella, ofreciendo a los espectadores una mayor diversidad de opciones.
En este nuevo ecosistema, el poder ya no está únicamente en manos de los grandes conglomerados mediáticos, sino también en las de los usuarios.
La democratización de la información significa que cualquiera puede convertirse en un comunicador, siempre que tenga algo valioso que decir y una audiencia dispuesta a escuchar.
Sin embargo, esta libertad también conlleva una gran responsabilidad.
Es fundamental que, como consumidores de información, aprendamos a distinguir entre fuentes fiables y aquellas que no lo son.
La alfabetización mediática debe convertirse en una prioridad para que podamos navegar este mar de información sin perdernos en él.
Por último, no podemos olvidar que detrás de cada noticia, cada vídeo y cada tuit, hay personas reales, con historias, emociones y luchas.
La DANA en Valencia no es solo un tema de debate o análisis; es una tragedia que ha cambiado la vida de miles de personas.
En este cierre de año, es importante recordarles, solidarizarnos con ellos y hacer lo que esté en nuestras manos para ayudarles a reconstruir sus vidas.
En conclusión, el año 2024 nos ha enseñado muchas lecciones sobre el poder de la información y la importancia de cuestionar las narrativas oficiales.
También nos ha mostrado que, a pesar de los desafíos, siempre hay personas dispuestas a luchar por la verdad y por un mundo más justo.
Mientras nos preparamos para recibir el 2025, llevemos con nosotros estas reflexiones y compromisos.
Sigamos apoyándonos mutuamente, aprendiendo unos de otros y construyendo un futuro en el que la información sea realmente un derecho y no un privilegio.
Gracias por acompañarme en este viaje.
Os deseo una feliz Nochevieja y un año nuevo lleno de esperanza, amor y éxito.
Nos vemos en el próximo vídeo y en un nuevo capítulo de nuestras vidas.
¡Feliz 2025!