Silvia Süller, la famosa personalidad argentina, habló recientemente sobre los problemas y conflictos familiares que han marcado su vida, detallando su relación con sus hermanos y su familia en general.

En una entrevista emotiva y directa, Silvia dejó en claro que no considera a su familia biológica como su principal red de apoyo, señalando que sus hijos y nietos son quienes realmente constituyen su “familia”.

La tensión con sus hermanos, especialmente con Guido y Norma, parece haber llegado a un punto de no retorno, y Silvia expresó sin rodeos su desapego hacia ellos.

Silvia comenzó la conversación aclarando su falta de relación con sus hermanos, subrayando que no cree en el amor incondicional que algunos puedan esperar entre hermanos.

Según ella, la familia son sus hijos y sus nietos, con quienes mantiene una relación más cercana, aunque no es algo que ocurra de manera diaria.

Recordó con cariño a sus nietos, Francisco y Benjamín, a quienes les envió un saludo, pero se mostró distante al hablar de sus hermanos, especialmente Guido, con quien tuvo varios desacuerdos a lo largo de los años.

La tensión entre Silvia y su familia se remonta a la muerte de sus padres y la venta de la casa familiar. Aunque Silvia afirma que todo se hizo en paz, también reconoció que hubo problemas en la repartición de los bienes, especialmente en cuanto a una deuda que, según ella, fue pagada por Guido.

Silvia explicó que, en su momento, ella misma había tenido que vender un alhajero de alpaca lleno de oro y piedras preciosas para saldar esa deuda, algo que fue corroborado por varias personas, incluyendo a un joyero que la ayudó con la venta.

A pesar de este esfuerzo, Silvia dijo que la deuda nunca fue completamente saldada, y fue Guido quien finalmente se encargó de resolverla, lo que derivó en que él recibiera una mayor parte del dinero de la venta de la casa.

Silvia, al ser cuestionada sobre si sentía rencor por esto, respondió de manera tajante que no se enojaba por esa parte de la historia, pero sí por otros aspectos de su vida privada que involucran a su familia.

Aunque dejó claro que no guarda rencor a Guido por lo que hizo en cuanto a la deuda, sí mencionó que las razones de su enojo son mucho más profundas y personales.

La relación con su hermana Norma, por otro lado, fue aún más compleja, pues Silvia reveló que nunca más volvió a hablar con ella después de que la última vez que se vieron fue cuando firmaron la venta de la casa.

Según Silvia, todo comenzó con un conflicto relacionado con el esposo de Norma, un hombre con quien ella había tenido un encuentro en el pasado, lo que generó un distanciamiento definitivo.

Este conflicto parece haber tenido un impacto profundo en Silvia, quien señaló que, por miedo a las represalias o la intervención de su hermana, ella optó por mantenerse alejada, lo que llevó a que ni siquiera reconociera a su hermana por nombre, llamándola “una persona que no conocía”.

Esta situación, que comenzó con un hombre y se convirtió en un enfrentamiento familiar, dejó una herida abierta que nunca se sanó.

Además, Silvia recordó su juventud, haciendo una confesión muy personal sobre su matrimonio y su vida en esos años. Comentó que, aunque en su juventud estuvo muy influenciada por sus padres severos, se casó por la presión de querer escapar de su casa.

En ese momento, se consideraba bisexual y lidiaba con problemas de drogadicción y alcoholismo, aunque reconoció que no estaba realmente enamorada en ese entonces.

La situación empeoró cuando un día regresó a su casa y encontró a su marido con el portero del edificio, lo que desencadenó una serie de eventos que resultaron en su salida de la casa, perdiendo todos los derechos que pudiera haber tenido en ese momento.

Este relato sobre su vida en el matrimonio dejó claro lo que había significado para Silvia vivir bajo la presión de sus padres y cómo su vida personal se desarrolló de manera difícil, marcado por decisiones que no siempre fueron las mejores.

Sin embargo, Silvia no parece arrepentirse de lo que vivió, aunque reconoce que, si bien su juventud estuvo marcada por muchos errores, ella fue una mujer que nunca dejó de luchar por lo que quería, aunque a veces las circunstancias la superaron.

A través de su relato, Silvia mostró una mezcla de desilusión y aceptación hacia las decisiones de su familia, especialmente con respecto a cómo se resolvieron las cuestiones económicas después de la muerte de sus padres.

Aunque ella no guarda rencor por los desacuerdos financieros, sí ha dejado claro que no ve a sus hermanos como parte esencial de su vida y que, aunque la familia es importante, no siempre la sangre es lo que mantiene unida a una persona.

Su vida, marcada por momentos difíciles y relaciones rotas, ha llevado a Silvia a valorar más la independencia y la lealtad de sus hijos y nietos, quienes ahora son su mayor apoyo.

En resumen, el testimonio de Silvia Süller sobre su familia y su vida personal revela una mujer que ha enfrentado muchos obstáculos y desafíos, pero que sigue adelante con una visión muy clara de lo que es la familia para ella.

Aunque sus hermanos y su hermana han quedado atrás, Silvia se enfoca en lo que considera más importante en su vida en este momento: sus hijos, sus nietos y su propia paz interior. La familia, en su visión, es algo que se construye a lo largo de la vida, y no necesariamente está vinculada a los lazos de sangre.