El mundo de las telenovelas siempre ha estado marcado por producciones que logran capturar la atención del público, convirtiéndose en fenómenos mediáticos, y por aquellas que, a pesar de los grandes presupuestos y elencos de renombre, fracasan estrepitosamente.
Este último parece ser el caso de El Maleficio, el más reciente proyecto de José Alberto Castro, protagonizado por Fernando Colunga y Marlene Favela, que, a pesar de las altas expectativas, terminó siendo un desastre en audiencia y crítica, obligando a Televisa a tomar medidas drásticas.
El Maleficio se estrenó el pasado 13 de noviembre con una audiencia inicial de 5.4 millones de espectadores y un rating de 2.7 puntos.
A primera vista, estas cifras no parecían alarmantes, pero el panorama comenzó a cambiar rápidamente conforme avanzaba la trama.
El número de espectadores sufrió una drástica caída semana tras semana, lo que resultó en una constante posición baja en los índices de audiencia.
Los ejecutivos de Televisa, preocupados por los resultados, tomaron la decisión de recortar la telenovela, moverla a un horario matutino y programar su último capítulo para un viernes en lugar del tradicional domingo, intentando minimizar las pérdidas.
Un elenco de renombre que no logró conectar
Uno de los puntos que más llamaba la atención de esta producción era el regreso de Fernando Colunga, uno de los actores más icónicos de Televisa, después de una ausencia de ocho años.
Colunga, de 58 años, confiaba en que este proyecto reafirmaría su título como “el rey de las telenovelas”.
Sin embargo, su regreso estuvo lejos de ser triunfal.
La trama, basada en la exitosa telenovela homónima de 1983, no logró conectar con el público.
Los temas de brujería, hechizos y posesiones no fueron bien recibidos por la audiencia mexicana, que optó por otras producciones en horarios vespertinos.
El fracaso de la telenovela también generó tensiones entre Colunga y el productor José Alberto Castro.
Según fuentes cercanas al set, el actor no dudó en culpar al productor por los malos resultados, acusándolo de haber contratado a malos escritores y de no realizar una promoción adecuada para la telenovela.
Sin embargo, otras fuentes aseguran que Colunga tuvo un papel clave en las decisiones creativas de la producción, incluyendo la elección del reparto y los cambios en los libretos.
Conflictos en el set
El ambiente laboral en el set de El Maleficio también estuvo marcado por tensiones.
Colunga, visiblemente molesto por la situación, mantuvo una actitud distante con el resto del elenco, limitando sus interacciones y permitiendo solo el acceso de un asistente a su camerino.
Este comportamiento creó un ambiente laboral tenso y generó rumores sobre conflictos entre el actor y otros miembros del equipo.
Uno de los momentos más críticos se dio cuando Colunga amenazó con abandonar el proyecto antes de grabar el final.
La situación fue tan grave que José Alberto Castro tuvo que intervenir directamente, buscando incluso el apoyo de Emilio Azcárraga Jean, quien dejó claro al actor que, de renunciar, no tendría futuras oportunidades en Televisa.
Finalmente, Colunga decidió permanecer en la telenovela, aunque su relación con el productor quedó completamente fracturada.
El peso del pasado
Este no es el primer fracaso que une a José Alberto Castro y Fernando Colunga.
En 2015, ambos trabajaron juntos en Pasión y Poder, una telenovela que, aunque no fue un desastre, tampoco cumplió con las expectativas de la televisora.
Con El Maleficio, Castro esperaba reivindicarse, pero el resultado fue incluso peor.
Tras este segundo fracaso en común, el productor ha decidido no volver a trabajar con Colunga, apostando en el futuro por actores más jóvenes y proyectos que se adapten mejor a los gustos de la audiencia actual.
La caída de un ícono
Fernando Colunga, quien durante décadas fue una de las máximas estrellas de Televisa, parece estar enfrentando una crisis en su carrera.
Tras abandonar la televisora en busca de nuevas oportunidades en Telemundo, firmó un contrato para protagonizar tres telenovelas.
Sin embargo, solo llegó a participar en una, El Conde: El Amor y la Pasión, ya que los ejecutivos de Telemundo decidieron romper el contrato debido a sus supuestos “aires de divo”.
Con las puertas cerradas en Telemundo, Colunga regresó a Televisa con la esperanza de retomar su lugar como uno de los grandes de las telenovelas.
Sin embargo, el fracaso de El Maleficio ha dejado claro que su popularidad ya no es la misma de antes.
Ahora, el actor enfrenta un panorama incierto, con rumores que indican que sueña con debutar como productor y realizar sus propias historias, protagonizadas por un elenco compuesto por sus amigos cercanos.
El futuro de José Alberto Castro
Por su parte, José Alberto Castro ya está trabajando en nuevos proyectos, decidido a dejar atrás el fracaso de El Maleficio.
Entre sus planes destaca la posibilidad de realizar una segunda parte de La Desalmada, una de sus telenovelas más exitosas, y una historia original que marcaría el regreso de su exesposa, Angélica Rivera, al género de las telenovelas.
Aunque el productor ha sido “congelado” temporalmente por Televisa tras el fracaso de El Maleficio, no cabe duda de que volverá con fuerza, ya que su trayectoria lo respalda como uno de los nombres más importantes en el mundo de las telenovelas.
Reflexión final
El caso de El Maleficio es un recordatorio de que, en el mundo de las telenovelas, no siempre el éxito depende del presupuesto, el elenco o el renombre de los involucrados.
La conexión con el público es un factor crucial, y en este caso, los temas oscuros y la trama no lograron captar la atención de la audiencia.
Fernando Colunga y José Alberto Castro, dos figuras icónicas en la industria, han aprendido de la peor manera que los tiempos han cambiado, y que el público actual busca historias frescas y relevantes.
Mientras ambos enfrentan un futuro incierto, queda claro que el fracaso de El Maleficio será recordado como una de las producciones más polémicas de los últimos años.
Ahora, la pregunta que queda es: ¿qué aprendieron Televisa, José Alberto Castro y Fernando Colunga de esta experiencia? Y, más importante aún, ¿qué podemos esperar de ellos en el futuro? Solo el tiempo lo dirá.