El relato de Yanina, quien compartió durante años espacio con Lanata en los medios, demuestra no solo el vínculo profesional que compartían, sino también el lado humano de un hombre que, aunque reconocido por su dureza y carácter fuerte, era un ser generoso y cálido con los suyos.
Desde que la noticia de la muerte de Jorge Lanata se dio a conocer, Yanina Latorre se mostró profundamente afectada. A pesar de que la situación de salud de Lanata había sido complicada durante los últimos meses, el impacto de su partida fue un golpe emocional difícil de asimilar.
A lo largo de la entrevista, Yanina manifestó estar en shock, a pesar de que la noticia no fue una sorpresa total, ya que había estado en contacto con la familia y sabía que su estado de salud estaba empeorando.
Sin embargo, la realidad de que el hombre al que había admirado y con quien había trabajado estrechamente ya no estaba más entre ellos la dejó sin palabras y con una tristeza profunda que aún no lograba procesar completamente.
“Es un día tremendo, estoy en shock”, fueron las palabras con las que Yanina comenzó a expresar sus sentimientos tras recibir la noticia. En su relato, recordó cómo comenzó a trabajar con Lanata en 2014, cuando ella aún no tenía el reconocimiento que posteriormente alcanzaría.
Era apenas una mujer que trabajaba en el mundo de los espectáculos y que, de la mano de Lanata, logró expandir su visión y su participación en los medios.
Fue él quien la ayudó a crecer como comunicadora, dándole la oportunidad de abordar no solo temas de entretenimiento, sino también de política, economía y actualidad.
La confianza que Lanata le dio le permitió a Yanina entender y aprender de los matices del periodismo, más allá de lo que ella había conocido hasta entonces.
“Lo que yo hago en radio, lo aprendí de él”, afirmó Yanina con emoción. Al hablar sobre Lanata, se le notaba el cariño y la admiración profunda que sentía por su mentor y compañero.
De hecho, no solo fue una cuestión de aprendizaje profesional, sino también de cómo él impactó en su vida personal. Lanata no solo era un excelente periodista, sino también un ser humano complejo, con una forma de ver el mundo única.
Yanina resaltó la brillantez de Lanata para captar la atención de todos, incluso de aquellos con los que no coincidía ideológicamente, y cómo era capaz de hacer preguntas que descolocaban a las figuras más poderosas del país.
El legado de Lanata, según Yanina, es invaluable. La forma en que él abordaba la actualidad y la política era insustituible.
Para ella, el periodismo de Lanata no era solo una cuestión de reportar hechos, sino de entender la realidad desde diferentes perspectivas, cuestionar lo establecido y no tener miedo a decir lo que pensaba, aunque ello significara desafiar al poder.
A pesar de las críticas y cuestionamientos que recibió a lo largo de su carrera, su integridad y su capacidad para mantenerse firme en sus convicciones lo hicieron una figura respetada y admirada por muchos.
Uno de los aspectos que Yanina destacó fue la calidez de Lanata, a pesar de su fama de hombre duro. “Él se hacía el malo, pero no era malo”, relató. Lanata tenía una forma de ser que, aunque a veces podía parecer distante o poco accesible, en realidad era muy cercano a quienes lo conocían bien.
En su vida personal, disfrutaba de conversaciones profundas, en las que podía compartir no solo su visión del mundo, sino también detalles de su vida privada, como su amor por la lectura y su pasión por el trabajo.
Yanina recordó cómo, en diversas ocasiones, él la invitaba a su casa a tomar el té, donde podían charlar durante horas sobre todo tipo de temas, desde la actualidad hasta aspectos más personales de la vida de ambos.
“Recuerdo las charlas que teníamos en su casa, frente a frente, a veces hasta de noche, sin encender las luces, solo conversando”, recordó con una sonrisa nostálgica. Estos momentos, según Yanina, fueron esenciales para forjar la relación de confianza que compartían.
Aunque Lanata se mostraba como una persona reservada, era un hombre generoso con aquellos a quienes consideraba parte de su círculo cercano. Su apoyo hacia Yanina fue incondicional, y siempre se mostró dispuesto a ayudarla en su carrera, confiando en su potencial y dándole las herramientas para ser una mejor comunicadora.
Además de su talento y profesionalismo, lo que realmente hacía a Lanata especial, según Yanina, era su forma de interactuar con los demás. Él no solo sabía cómo hacer preguntas incómodas a los políticos o figuras públicas, sino que también tenía la capacidad de escuchar.
Para él, cada conversación era una oportunidad para aprender algo nuevo, y su curiosidad no tenía límites. Aunque a veces era criticado por su estilo irreverente y su forma de cuestionar las cosas, aquellos que lo conocían sabían que detrás de su actitud había un hombre profundamente comprometido con la verdad y la justicia.
El duelo por la muerte de Lanata no solo fue personal para Yanina, sino también público. A lo largo de la entrevista, se mencionó cómo la gente reconocía la generosidad y la valentía de Lanata, tanto en su vida profesional como en su vida personal.
Su forma de enfrentarse a los desafíos, de no callarse ante lo que consideraba injusto y de siempre estar dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban, le valió el cariño y el respeto de muchas personas, incluso de aquellos que no compartían sus ideas políticas.
“Se fue la Nata y se rompió el molde”, dijo Yanina con tristeza. La ausencia de Lanata deja un vacío en el mundo del periodismo argentino, un vacío que difícilmente se pueda llenar.
A lo largo de su carrera, Lanata demostró ser un innovador, un hombre capaz de crear contenido que trascendiera las fronteras de la política y el entretenimiento.
Su capacidad para conectar con su audiencia, su estilo disruptivo y su valentía para decir lo que pensaba lo convirtieron en una figura única en el panorama mediático.
La muerte de Lanata también dejó en evidencia los proyectos que quedaron inconclusos. Yanina mencionó su documental y su último libro como algunos de los proyectos que Jorge había comenzado, pero que, debido a su estado de salud, no pudo terminar.
La tristeza por la partida de alguien tan talentoso y lleno de ideas es inevitable, pero al mismo tiempo, su legado continúa vivo en las personas que lo conocieron y trabajaron con él.
A pesar de que la muerte de Lanata fue un golpe duro, Yanina también destacó la importancia de aceptar la realidad de su partida. Si bien el dolor por su pérdida es profundo, también es reconfortante saber que, en sus últimos meses, no sufrió más de lo necesario.
La familia y sus seres queridos, aunque devastados, encontraron consuelo en la idea de que Jorge finalmente encontró la paz. Como dijo Yanina, “es lo que tenía que pasar”, y aunque no es fácil despedirse de alguien tan importante, es necesario aceptar que su legado seguirá vivo.
En conclusión, la partida de Jorge Lanata deja un vacío irreparable en el mundo del periodismo y en la vida de quienes lo conocieron y trabajaron a su lado.
Su estilo único, su valentía para enfrentar la adversidad y su generosidad con los demás lo convierten en una figura inolvidable.
La angustia de Yanina Latorre es solo una manifestación del dolor de muchas personas que lo vieron como un referente, pero también es un homenaje a su legado y su impacto en la sociedad. La muerte de Lanata marca el fin de una era en el periodismo argentino, pero su influencia perdurará por mucho tiempo.