Uno de los cambios más notables fue la introducción del VAR (Video Assistant Referee) en 2017, diseñado para apoyar a los árbitros en la toma de decisiones críticas. Sin embargo, este sistema no ha estado exento de críticas.
Desde su implementación, el VAR ha generado debates por su costo elevado, interrupciones frecuentes en el juego y decisiones cuestionables que, en muchos casos, han dejado a jugadores, entrenadores y aficionados insatisfechos.
Consciente de estas limitaciones, la FIFA ha comenzado a probar un sistema alternativo llamado FVS (Football Video Support), el cual promete ser una solución más práctica, económica y eficiente, capaz de competir directamente con el VAR e incluso reemplazarlo en el futuro.
El FVS ya ha sido probado en escenarios reales, como el Mundial Femenil Sub-20 en Colombia 2024 y en ligas profesionales como la Serie C italiana. Incluso el comité de árbitros de Alemania ha manifestado interés en este sistema.
Pero, ¿qué hace que el FVS sea diferente al VAR? En esencia, el FVS comparte el objetivo principal de apoyar a los árbitros mediante el uso de tecnología de video, pero elimina la necesidad de un equipo de personas dedicadas a revisar constantemente el partido en múltiples monitores.
Esta simplificación no solo reduce los costos operativos, sino que también busca minimizar las interrupciones en el flujo del juego.
Uno de los elementos más innovadores del FVS es la incorporación de un sistema de tarjetas de revisión. En lugar de depender de un grupo de oficiales para determinar qué jugadas deben ser revisadas, este sistema otorga a los entrenadores de cada equipo la posibilidad de solicitar revisiones en momentos clave del partido.
Cada equipo dispone de dos oportunidades por partido para pedir una revisión, similar a lo que ocurre en deportes como el fútbol americano o el baloncesto. Si la revisión confirma que el técnico tenía razón, no pierde su oportunidad; pero si se equivoca, sí se le resta.
Este enfoque otorga un nivel de control y responsabilidad a los equipos que actualmente no existe con el VAR, ya que en este último las decisiones sobre qué revisar recaen exclusivamente en los oficiales.
Este sistema de tarjetas tiene varias ventajas significativas. Primero, permite a los equipos tener la última palabra en las jugadas que consideran injustas o cruciales, eliminando la frustración de no poder apelar decisiones que el VAR decide no revisar.
Segundo, fomenta la estrategia y la responsabilidad, ya que los entrenadores deberán elegir cuidadosamente en qué situaciones usar sus revisiones.
Tercero, ayuda a disminuir los reclamos innecesarios dentro del campo, dado que los técnicos saben que tienen un recurso tangible para cuestionar las decisiones arbitrales. En lugar de generar conflictos o protestas prolongadas, pueden centrarse en cómo y cuándo utilizar este poder.
Además de su enfoque estratégico, el FVS introduce reglas claras para evitar abusos y garantizar que las revisiones sean utilizadas de manera justa.
Solo se pueden usar las tarjetas de revisión para ciertas situaciones específicas: penales, goles, tarjetas rojas directas y errores de identidad, como cuando un árbitro sanciona al jugador equivocado.
Esto excluye jugadas menores o situaciones ambiguas que no afectan directamente el resultado del partido, como faltas leves en el centro del campo o comentarios inapropiados entre jugadores.
También es importante destacar que solo el entrenador o su asistente, en ausencia del primero, puede solicitar la revisión. Este procedimiento formal asegura que las revisiones no se soliciten de manera impulsiva o caótica.
El proceso de revisión también está diseñado para minimizar las interrupciones en el juego. Una vez que el entrenador solicita la revisión, el cuarto árbitro es el encargado de notificar al árbitro principal, quien no detendrá el partido hasta que el balón deje de estar en juego.
Esto evita que las revisiones interrumpan momentos clave del juego y garantiza que el ritmo del partido se mantenga lo más fluido posible.
Asimismo, las solicitudes de revisión deben hacerse inmediatamente después de la acción cuestionada; no se permite guardar las tarjetas para revisar jugadas de periodos anteriores.
Esta inmediatez no solo asegura que las decisiones se tomen en el contexto adecuado, sino que también ayuda a mantener el dinamismo del juego.
Otra ventaja crucial del FVS es su accesibilidad económica. A diferencia del VAR, que requiere una gran cantidad de cámaras y un equipo técnico numeroso, el FVS está diseñado para operar con menos recursos.
Esto lo convierte en una opción viable para ligas y equipos con presupuestos limitados, ampliando el acceso a la tecnología de videoarbitraje a niveles inferiores del fútbol profesional e incluso amateur.
Esta democratización del acceso a la tecnología tiene el potencial de reducir las disparidades en la calidad del arbitraje entre distintas categorías y regiones, promoviendo un deporte más justo y equitativo.
Sin embargo, como cualquier sistema nuevo, el FVS enfrenta desafíos y críticas. Algunos temen que el poder de las revisiones pueda ser mal utilizado, ya sea para interrumpir estratégicamente el ritmo del equipo contrario o para influir psicológicamente en el árbitro.
También existe la preocupación de que los entrenadores puedan desperdiciar sus oportunidades en jugadas triviales o poco relevantes, lo que podría llevar a situaciones donde jugadas verdaderamente importantes queden sin revisar por falta de tarjetas disponibles.
Para abordar estos problemas, será fundamental que la FIFA supervise de cerca las pruebas piloto del sistema y ajuste las reglas según sea necesario.
Otro punto de debate es si el FVS realmente puede sustituir al VAR en la élite del fútbol.
Aunque el sistema parece ser una solución perfecta para ligas de menor presupuesto, algunos argumentan que el nivel de precisión y detalle que ofrece el VAR sigue siendo necesario en competiciones de alto nivel, donde cada decisión puede tener enormes implicaciones deportivas y económicas. Por ahora, la FIFA presenta el FVS como un complemento del VAR, más que como un reemplazo.
Sin embargo, si las pruebas del FVS continúan mostrando resultados positivos, no sería descabellado imaginar un futuro en el que este sistema simplificado se adopte de manera más amplia.
En conclusión, el FVS representa un paso adelante en la evolución del videoarbitraje en el fútbol. Con su enfoque estratégico, reglas claras y accesibilidad económica, tiene el potencial de abordar muchos de los problemas que han plagado al VAR desde su implementación.
Aunque todavía es pronto para determinar si este sistema logrará reemplazar al VAR en la élite del fútbol, su desarrollo promete abrir nuevas posibilidades para mejorar la equidad y la calidad del arbitraje en todos los niveles del deporte.
Como aficionados, nos queda esperar y observar cómo el FVS transforma la experiencia del fútbol, con la esperanza de que este cambio sea para mejor.
En última instancia, la tecnología debe servir al juego, no al revés, y el FVS podría ser el paso en la dirección correcta que el fútbol necesita.