Hoy, el mundo del espectáculo está de luto tras la partida de una verdadera leyenda del cine. Donald Sutherland, actor canadiense de inmenso talento y una carrera que abarcó más de seis décadas, falleció a la edad de 88 años el 20 de junio de 2024 en Miami.
La noticia fue confirmada por su hijo, el también reconocido actor Kiefer Sutherland, quien compartió un emotivo comunicado en el que expresó: “Con el corazón encogido, les comunico que mi padre, Donald Sutherland, ha fallecido.
Personalmente, creo que es uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca se amilanó ante un papel, fuera bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía y hacía lo que amaba. Una vida bien vivida”.
Donald McNichol Sutherland nació el 17 de julio de 1935 en Saint John, New Brunswick, Canadá. De ascendencia escocesa y alemana, su infancia estuvo marcada por la curiosidad y el deseo de explorar diversas disciplinas.
Su primer empleo fue a los 14 años, como corresponsal de noticias en una emisora de radio local en Nueva Escocia, donde su familia residía. Este temprano contacto con la comunicación y el arte de contar historias sembró las primeras semillas de su futura pasión por la actuación.
Tras completar la secundaria, Donald ingresó en la Universidad Victoria de Toronto, donde obtuvo los títulos de Ingeniería y Teatro. Aunque inicialmente su carrera parecía dirigida hacia el campo técnico, su corazón pronto lo llevó a los escenarios.
Decidido a perfeccionar su arte, se trasladó a Inglaterra para estudiar en la prestigiosa Academia de Música y Arte Dramático de Londres. Fue en este entorno donde comenzó a desarrollar las habilidades que lo convertirían en una figura inolvidable del séptimo arte.
Durante los años 60, Sutherland comenzó a obtener pequeños papeles en producciones de terror de la Hammer y series de televisión como Los Vengadores y El Santo.
Estos primeros pasos en la industria lo prepararon para su gran salto a la fama en 1966, cuando participó en la película La docena sucia (“Los 12 del patíbulo”).
Compartiendo créditos con leyendas como Lee Marvin y Charles Bronson, esta película marcó el inicio de una carrera meteórica que lo llevaría a Hollywood y al reconocimiento mundial.
A lo largo de su trayectoria, Donald Sutherland participó en más de 100 películas. Aunque nunca obtuvo un premio Óscar, su contribución al cine es innegable. Entre sus trabajos más destacados se encuentran M.A.S.H. (1970), una comedia negra que lo consolidó como un actor versátil, y Klute (1971), también conocida como “Mi pasado me condena”, donde trabajó junto a Jane Fonda.
Otras obras memorables incluyen Amenaza en la sombra (1973), Novecento (1976), Los usurpadores de cuerpos (1978), El ojo de la aguja (1981) y Condena brutal (1989).
Su legado también incluye participaciones en películas contemporáneas como Orgullo y prejuicio (2005), donde interpretó al Sr. Bennet con una sutileza que cautivó a las audiencias, y la saga Los juegos del hambre (2012-2015), donde dio vida al villano Presidente Snow, un papel que demostró su capacidad para encarnar personajes complejos y oscuros.
Además, su inconfundible voz lo llevó a narrar numerosos documentales, comerciales y anuncios, dejando su huella también fuera de las pantallas.
En el ámbito personal, la vida de Sutherland estuvo marcada por relaciones significativas y una familia numerosa. Se casó tres veces. Su primer matrimonio con Lois May Hardwick duró de 1959 a 1966, aunque no tuvieron hijos. Posteriormente, contrajo matrimonio con Shirley Douglas, con quien tuvo dos hijos: los gemelos Kiefer y Rachel.
En 1972, encontró la estabilidad emocional al casarse con la actriz francocanadiense Francine Racette, con quien tuvo tres hijos: Rossif, Angus Redford y Roeg Sutherland. Todos ellos heredaron de alguna manera el talento y la pasión de su padre por el arte.
Uno de los aspectos más curiosos de su carrera fue su participación en Los Simpson, donde interpretó al anticuario Hollis Hurlbut en el episodio Lisa la iconoclasta. Este detalle demuestra su disposición a explorar diversos géneros y medios, desde la animación hasta el cine de autor.
Además, durante el rodaje de Klute, Sutherland mantuvo un romance con Jane Fonda, una relación que trascendió las pantallas y dejó huella en ambos actores.
La partida de Donald Sutherland deja un vacío en el mundo del cine, pero también una riqueza incalculable de trabajos que seguirán siendo admirados por generaciones.
Su hijo Kiefer, quien heredó su talento y también se convirtió en una figura destacada en Hollywood, ha mencionado en diversas ocasiones cómo su padre fue una fuente de inspiración tanto en lo personal como en lo profesional. Este linaje de talento asegura que el nombre Sutherland continúe siendo sinónimo de excelencia en el arte.
El impacto de Donald Sutherland en el cine va más allá de los premios y las distinciones. Su disposición a asumir riesgos, interpretar personajes complejos y aportar autenticidad a cada papel lo convirtieron en un referente para actores y directores por igual.
Su influencia se extiende también al público, que encontró en él una figura capaz de transmitir emociones profundas y contar historias significativas.
Hoy, mientras recordamos su vida y su legado, no podemos evitar reflexionar sobre la importancia de vivir con pasión y dedicación. Donald Sutherland amaba lo que hacía y, como mencionó su hijo, “hacía lo que amaba”.
Este compromiso con su arte y su vida personal es un ejemplo para todos aquellos que buscan dejar una huella en el mundo.
Buen viaje, Donald Sutherland. Gracias por regalarnos personajes inolvidables, momentos de reflexión y una carrera que seguirá brillando en la historia del cine.